Llevo todo el fin de semana observando la información que nos transmiten los informativos de las principales cadenas nacionales de televisión. Está claro que la principal subjetividad en la tarea informativa está en la selección de las noticias, es ahí donde el medio ejerce su mayor poder. Analizar, por lo tanto, el menú informativo que nos brindan los medios es fundamental para poder entender qué línea ideológica o qué interés subyace tras los mismos. En esta ocasión, sin embargo, no tengo que llegar tan lejos: las noticias escogidas no parecen responder siquiera a una intención política o moral, me encuentro más bien con un ejemplo de cómo la información va reduciéndose en favor de un género híbrido entre la noticia y el reportaje de un programa de entretenimiento (formato magacín).
De la selección de temas noticiosos que escogió el informativo de Telecinco del domingo a mediodía, diez minutos fueron ocupados por los temas siguientes:
- Muerte súbita de una niña aquejada de una simple gastronteritis.
- Reportaje sobre cómo se seleccionan los perros de rescate para equipos de salvamento.
- Modo de gestión de los viñedos según los cambios que se van produciendo en el clima.
- Congreso de videntes en una estación: amplio relato de las diversas artes adivinatorias.
El contenido de estos espacios también presentaba numerosos defectos según cualquier código de ética o deontología periodística:
En la información sobre la muerte de la menor, el relato de los hechos venía apoyado por las declaraciones de una compañera de campamento. Una menor respondía a la demanda informativa del periodista para relatar cómo era la niña fallecida (apelando a los recuerdos de la pequeña, que había visto morir a su amiga en la cama de al lado), en una descripción que en boca de una persona de tan corta edad, posiblemente superada por las circunstancias e incapaz de valorar la repercusión de sus palabras, resultaba incluso absurda ("era agradable", decía). La amiga también era invitada a narrar cómo la compañera se había ido encontrando cada vez peor, qué decía en su postración y cómo recordaba ella estos últimos momentos.
Dudo sobre la aplicación de cualquier medida de protección a la infancia en una información en la que se escoge como fuente el testimonio subjetivo de un testigo sin la suficiente responsabilidad como para poder medir el alcance de sus palabras, así como sobre la falta de escrúpulos que supone someter a una persona indefensa por su edad (así se considera a la infancia) frente a unas actuaciones que es incapaz de valorar (la dimensión de su testimonio público, etc).
En el informativo de esta misma cadena del día siguiente, las informaciones se repiten. Seguimos teniendo como actualidad de primera página el relato del cambio en los usos y costumbres de los vendimiadores, con un amplio despliegue sobre su tendencia, avalada por el testimonio de un dueño de viñedo del que se hace abundante mención y sin añadir ni un ápice más de información de la ofrecida en las 17 horas anteriores.
En esta misma entrega de noticias, vuelve a surgir el testimonio de la menor que actúa de portavoz de la muerte de su amiga, sin ningún nuevo matiz en la repetición de sus declaraciones, cuya reiteración elevan la irresponsabilidad del informante.
El resto del informativo matinal se muestra igual de inconsistente: en la selección de temas, mezcla de sucesos y anécdotas, y en el estilo informativo y rigor de documentación o fuentes.
Mi impresión ante este breve e insuficiente análisis de las informaciones es la que llevo tiempo gestando y confirmando gracias a estos contrastes prácticos: la información que se está ofreciendo, en general, desde los medios de mayor alcance (televisión, fundamentalmente) está tendiendo cada vez más al estilo y contenido de entretenimiento. Los datos y rigor aburren, y profundizar en un tema es irrelevante y cansa. La televisión tiene la premura del tiempo y la capacidad de atención de los públicos es limitada. Surge, entonces, la necesidad de aportar criterios de selección informativa que se asemejan más al criterio de selección de un espectáculo: impactos elevados, protagonistas humanos, identificación clara del perfil de víctima, escaso análisis, testimonios en primera persona para dotar de mayor credibilidad a la noticia, temas anecdóticos y próximos, búsqueda de la empatía con el público, contenidos variados, presencia de temas sociales, informaciones sobre tendencias, usos y hábitos del público...
No entraré en juicios de valor sobre esta corriente de informar-entretener que está generalizándose en la mayoría de los medios. Es una simple toma de conciencia de que esto es lo que se está produciendo en los productos informativos que consumimos. El usuario de los medios es cada vez más esto mismo: un consumidor, y la oferta que se le hace está dirigida a su capacidad para asumir y recibir determinado material. La selección del mismo, por tanto, incrementa su matiz de arbitrariedad y la responsabilidad ante tal tarea ya no podrá estar únicamente en base a la intención informadora, sino que ahora habrá que poner en la misma balanza los criterios comerciales y de diversión que empiezan a compartir protagonismo.
No soy ingenua y no creo que esta tendencia usurpe la primacía a un periodismo pronfundo de información densa y exposición impecable que no ha sido tendencia nunca en la televisión, pero sí me gustaría introducir la reflexión sobre la relación que existe entre la mayor preparación de la sociedad, su mayor nivel educativo y cultural, su mayor capacidad para realizar determinados esfuerzos intelectuales, frente a su incapacidad para asimilar el volumen inmenso de datos, el síndrome "multitarea" que va calando en la capacidad de atención del usuario multimedia, la imperiosa necesidad de discriminar entre los contenidos recibidos, la falta de tiempo para los análisis profundos y la frivolidad que impera sin discriminación en los más diversos órdenes de la vida cotidiana. Una contradicción de contexto y alcance que me parece fascinante y que creo que debería seguir observando, como así haré, con la ayuda de otras observaciones complementarias que pueda ir recibiendo y encontrando.