miércoles, 11 de julio de 2012

CARADURAS EN LA RED: copio + pego y recaudo

Hoy mi amiga Belén, autora de un blog de bastante éxito entre madres y padres interesados por la crianza ('mamá sin complejos') nos dejaba a todos con la boca abierta al mostrarnos en su perfil de Facebook cómo un medio online de cierta fama ('Kaosenlared'), que además orienta sus temas en tono reivindicativo y se centra en contenido de lucha social, se saltaba todos los principios éticos y deontológicos del periodismo para copiar literalmente un artículo suyo (de ella) y publicarlo bajo su cabecera sin citar fuente, sin pedir permiso y, para más regodeo, incluyendo publicidad interna con la que reclaman donaciones para seguir funcionando.

Este es el artículo original que publicó Belén ayer:


Y este es el copia-pega que Kaosenlared ha incluido en su material con total falta de respeto a la autoría de mi amiga:


Me parece indignante que un medio con cierta aspiración a resultar creíble caiga en esta práctica tan poco profesional que incluso aficionados (bloggeros, particulares, etc) ya van evitando. Hay muchas maneras de eludir ligeramente el compromiso de remunerar o valorar el trabajo que hacen otros autores: basta con pedir permiso para citar e incluir un link al artículo original. Así que saltarse ese punto demuestra intencionalidad por no querer reconocer el trabajo creativo e intelectual de otros.

Si encima lo rematan incluyendo una petición de ayuda económica el resultado me parece que, como poco, deslegitima cualquier intención, trabajo o trayectoria que este medio quiera seguir teniendo.

Para colmo, también, los comentarios en su página están sujetos a registro. Mi amiga tiene sus comentarios abiertos, cualquiera puede escribir en su artículo y opinar, pero para estos señores la opinión de los demás sufre un filtro.

Espero que con prácticas como esta cada vez valoremos más el buen periodismo y aumente la brecha que distancia prácticas y técnicas como esta y la labor de quien aún trata de informar correctamente, respetando fuentes, derechos de autoría, y por encima de todo (y siendo el medio que es....) el TRABAJO ajeno.

Muy mal, señores. Muy mal.

jueves, 19 de abril de 2012

Presentación de "El Dios"



Siempre es una gran noticia la presentación de un libro, y mucho más si detrás de él está una persona a quien te une un aprecio especial. Mañana, un buen amigo presenta su novela 'El Dios'. Oscar L. González-Castán ha creado en esta narración un microcosmos en el que la historia llega más allá de la acción y toma forma gracias a la psicología de su protagonista.


La presentación tendrá lugar en el ATENEO DE MADRID (C/ Prado, 21. Madrid). Este jueves, 19 de abril, a las 19:30h.

Los actos de presentación de libros suelen ser ocasiones únicas para poder conocer qué hay más allá de sus páginas. Creo que es una oportunidad para ver la literatura en su estado más vivo... para dialogar, comentar, y compartir uno de los mayores placeres que tenemos, la lectura.

Oscar es un autor concienzudo, que cuida hasta el detalle su trabajo y ha cuidado con mimo el lanzamiento de su obra; precisamente por esta forma que tiene de hacer las cosas, creo que su presentación será especial, al igual que su libro.

Espero que si tenéis ocasión podáis acercaros a conocerle y charlar con él sobre 'El Dios'.

viernes, 6 de abril de 2012

LECTURAS :: 'Los ingrávidos'



Es una lectura que tenía pendiente de reseñar. Una lectura difícil de catalogar porque es de esos libros que no he llegado a terminar. Sin embargo, eso no quiere decir (por extraño que parezca) que no me haya gustado. Ha sido una experiencia curiosa: disfrutar descubriendo a una autora llena de potencial y capacidad para conectar con el lector pero, en mi caso, una historia que me ha terminado por superar. He conectado con el punto de vista de quien escribe, su registro, sus reflexiones... Pero la historia que ha utilizado para transmitir su voz no ha resultado 'a mi medida'. Ni siquiera lo justo como para haber cumplido con mi deber de lectora (pues abandoné el libro en las últimas páginas).

La novela quiere ser una novela sobre 'existencias fantasmales' (así lo definen en la contraportada). Ciertamente lo es... La protagonista es una madre intelectual, joven, con un pasado rico y muy vivo, aceptando un presente cambiante, adaptándose a una vida familiar caótica y doméstica, y combinando su labor literaria y su trabajo en una editorial con esta otra existencia de madre y esposa... Por otro lado, descubre a un autor que le engancha y le lleva a mentir a su jefe, construyendo y recreando la vida y obra de este atormentado poeta que no es quien ella se inventa.

La vida de Gilberto Owen, el poeta muerto que se cuela en la vida de la joven, termina por tener un espacio propio en el libro. Se alternan ambas historias, ambas vidas. Y reconozco que aquí es donde yo no puedo ser neutral porque la vida de este intelectual termina por no tener interés para mí mientras que la forma que tiene la protagonista de recordar su pasado y su vida bohemia de juventud me atrapa y me conquista. He vivido entonces una doble actitud frente al libro: una gran atracción por la voz de nuestra literaria 'narradora'... y un desinterés brutal por lo que nos ha querido contar más allá de sus propias evocaciones.

Y detrás de este desequilibrio en el fondo de la novela, reposa, sin dudarlo, una gran maestria literaria en manos de la autora del libro: Valeria Luiselli, mexicana colaboradora con publicaciones como el New York Times y libretista del New York City Ballet. Una mujer joven que lleva tras de sí la experiencia de haber vivido en ciudades como Costa Rica, Corea, Sudáfrica, India, España... Una narradora magistral que conecta con el lado cotidiano de la vida gracias a su humor doméstico, y la capacidad de hilar emociones y anécdotas comunes, muy reconocibles pero ante las que te rindes por su habilidad para darles un toque de literatura de la que engancha.

Me habría gustado leer el libro hasta el final. Dejar solo las últimas páginas me ha parecido una debilidad por mi parte. Pero tengo por costumbre no leer a la fuerza. Hay demasiado escrito, demasiadas historias en las que perderse a gusto como para avanzar por obligación por argumentos que me resultan ajenos. Y la historia se me fue de las manos. Dejó de interesarme o me alejé yo de ella sin querer. No lo sé, pero me gusta ser una lectora honesta.

Leeré, sin dudar, cualquier otra cosa que llegue a mis manos con la firma de Luiselli pero no podré recomendar este libro más que como una promesa de que hay mucho que contar y su autora tiene mucho que transmitirnos. Estoy segura.

Así suena la voz de Valeria Luiselli: 


"Cuando alguien ha vivido solo durante mucho tiempo, el único modo de constatar que sigue existiendo es articular las actividades y las cosas en una sintaxis compartible"


"Creo que cuando era joven [...] albergaba la secreta esperanza, o mejor, la secreta certeza, de que algún día me terminaría de convertir en mí mismo; en la imagen que durante años había elaborado de mí mismo."

"Le pude haber dicho que me iba porque era incapaz de sostener y habitar los mundos que yo misma fabricaba".

"Los finales amorosos nunca son épicos. Nadie se muere, nadie desaparece de veras, nada termina de terminar nunca."

Y ella, mejor que nadie, define su novela: 

"Una novela vertical, contada horizontalmente. Una historia que se tiene que ver desde abajo, como Manhattan desde el subway".


Más sobre la novela y su autora: 

jueves, 29 de marzo de 2012

La necesidad personal de comunicar... ¿emitir o recibir? ¿voz o silencio?



Llevo tiempo fallando a mis dos blogs. No me motiva escribir alguna de mis ideas o no les encuentro acomodo. Quizás porque hay etapas en las que apetece más escuchar. Sé que hay cosas que están cambiando, en mi vida (interna y externamente), y por eso mis necesidades cambian.

Un blog se abre con la idea de transcribir temas, ideas y asuntos que son tu centro de interés en un momento dado. Luego esos intereses cambian y por eso a veces pienso que lo mejor de los blogs sería si tuviesen una vida limitada. Una etapa: un reflejo temporal de un periodo de tu vida.

Mi interés por la comunicación es profesional, me dedico a ello. Pero lo que empezó con un interés concreto sobre el periodismo, la comunicación corporativa y el uso profesional de los mensajes ha pasado poco a poco a ser una preocupación más centrada en la conexión emocional de la comunicación. Cómo comunicamos según qué cosas y cómo nuestros mensajes pueden esconder emociones, o mostrarlas, o cambiar según las gestionamos.

Reconozco que no soy muy defensora del periodismo como profesión porque una profesión se convierte en un medio y los medios siempre son algo imperfecto e instrumental. Cuando estudias una carrera por vocación tienes el riesgo de sufrir el choque entre idealismo y realidad. La realidad del periodismo es como la realidad de cualquier medio de vida: una profesión en la que lo instrumental supera a lo esencial. No comparto el modo en el que se realiza la tarea informativa desde los principales medios y aún así estoy convencida de que se hace mucho bueno. Y que los niveles de profesionalidad, libertad y costumbre (estamos acostumbrados a estar informados) deben mantenerse. Pero son imperfectos. Hay intereses, hay desinformación y hay una cara oculta en la moneda que enturbia mi idealismo y me hace no estar muy orgullosa de ser periodista.

El modo en el que me gano la vida, en el departamento de comunicación de una empresa, tampoco está exento de todo tipo de errores. Es más, tiene un handicap inmenso: eres un informador profesional rodeado de 'no informadores'.  Como tu tarea pertenece al área de las ciencias sociales toma como partida una habilidad que se presupone a todos: todos sabemos comunicar. Se olvida que la comunicación profesional tiene un matiz que la especializa. Y en una empresa terminas siendo la que 'sube' contenidos a una web por orden de otros; la que usa textos (horribles) escritos por profesionales de otras áreas que sucumben al encanto de su torpe prosa o su creencia ferviente en que, salvo física cuántica, ellos saben hacer MEJOR de todo.

En las empresas existen 'naturalezas' diferentes: hay empresas innovadoras, que apuestan por la modernidad, por el trabajo en equipo y la gestión del conocimiento. En empresas con cierta creatividad la comunicación puede verse reforzada.

Pero hay empresas miedosas, donde se ejerce la disciplina como único mecanismo para creer que se garantiza cierta productividad y donde se confunde el rigor y la austeridad intelectual con la docilidad. En esas empresas la comunicación se convierte en un mecanismo simple para cumplir con ciertos objetivos limitados, sin visión, sin alcance. En esas empresas es triste gestionar nada relacionado con la comunicación porque no se contempla el fenómeno de manera global o profesional. En este tipo de empresas los comunicadores somos 'amanuenses' que 'picamos' texto, publicamos frases descontextualizadas y acompañamos, a veces, nuestros escritos con imágenes. Pero no puedes pedir que un texto cambie de enfoque para adaptarse a un público determinado o que un texto responda a una necesidad detectada de responder a una inquietud concreta de tu audiencia. No puedes pedir que las imágenes tengan sentido, simbolismo y mensaje y no vas a ser escuchado porque solo eres 'el que copia y pega'.

La profesión, en este área, por tanto, no motiva.

Y por eso mi interés en la comunicación va cambiando... Ahora mismo no quiero hablar, no quiero decir grandes cosas. Hace poco una mujer muy sabia me dijo que las mujeres que esperamos un bebé nos volvemos silenciosas. Miramos hacia adentro en vez de hacia afuera. Puede que ahora sea un buen momento para reflexionar y análizar cuál es mi interés real por la comunicación. ¿Es profesional? ¿En qué área? Me interesan las conexiones emocionales de los mensajes, y me interesa la vertiende psicológica de esta habilidad humana que es vehículo de nuestras ideas y nuestros sentimientos.

¿Cómo enfocar eso en un blog tan variopinto y con contenido tan desordenado? No sé si cambiándolo, si llevando el agua a otro molino y convirtiendo este blog en un blog reflexivo.

Me sigue gustando que en mi blog abunden las reseñas literarias. Me gusta leer y comentar lo leído. Me gusta dar referencias y compartirlas. Ese interés no ha cambiado solo que, igualmente, lo que leo me suscita reflexiones pero aún no tantas certezas.

Es una fase de reflexión y replanteamiento. De escuchar, que si bien lo pienso, es una forma de comunicación quizás muy positiva.