Cualquier tema que tenga que ver con la información termina dejándote con la sensación de que llegas tarde. Si das el salto al ámbito instrumental y piensas en tecnología, la sensación es la misma: nunca podrás acertar al 100% porque si consigues el equipo que te hace falta o que te va a solucionar una parte de tu trabajo, tendrás que sufrir el temor de que pronto sea superado por otro mejor.
Los adictos a los gadgets electrónicos somos neuróticos a la hora de escoger la herramienta y el momento adecuado para conseguirla: los 'early birds' tienen el peligro de cargar con todos los primeros fallos que resultan de no haber testeado correctamente el producto; si dejas pasar un pelín de tiempo... empiezas a sospechar que habrá mejoras o pequeñas adaptaciones... Pero cuando ya lo tienes decidido y te equipas con aquel producto que tanto has deseado... vuelven de nuevo a surgir rumores de un próximo cambio, una renovación y mejora.
A mí me ha ocurrido con el iMac. Dí el salto a esta plataforma con mi Macbook Air. Estaba buscando un ordenador ligero, apto para llevarlo de un lado a otro, y me pareció un buen momento para probar si me adaptaba al sistema de Apple. Fui una más de esa larga serie de usuarios que cuando muerden la manzana no desean usar otra cosa. Mi experiencia switcher fue, por lo tanto, completamente exitosa. Tanto, que el ligero 'Air' no me servía como segundo portátil (que es su uso recomendado) sino como ordenador principal. Y se me quedaba pequeño. Un disco duro muy limitado y poco rendimiento. Al tenerlo lleno, esto se notaba mucho más y solo con tratar de reproducir vídeo a la vez que intentaba navegar por Internet y postear hacían que el pobre no diese de sí.
Estuve 1 año detrás de su hermano... un iMac. Era mi opción preferente. Un ordenador 'de base' para tenerlo todo centralizado, y el pequeño Air solo para los desplazamientos y el trabajo diario. ¡Cuántas horas pensando si sería una buena compra! ¡Cuántos simulacros de pedido en la Apple-Store! en los que al final abandonaba el carrito o dejaba el pedido guardado. Incluso me llamó un comercial para ayudarme a dar ese último 'empujoncito'. Pero no era el momento. No quería hacer el gasto, o quería hacerlo equipando al bicho con una impresora + una Time Capsule... Demasiado.
Al final me decidí a comprarlo este verano. Sin impresora. Sin Time Capsule (de momento). A secas y a plazos, como todo asalariado que vive al día y de milagro.
Mi 'pequeño' llegó a casa perfecto, impecable y precioso. Es una gozada perderse en sus 27 pulgadas y tener que hacer recorridos interminables con el brazo para poder hacer 'Exposé' en las esquinas de su pantalla. Aún estoy reordenando mi vida digital, una de las grandes tareas que tenemos por delante casi todos, pero voy sacando horas y reorganizando la biblioteca, los archivos, la personalización de las aplicaciones...
Pero aún no me he hecho del todo con él, aún no lo siento plenamente 'a punto' cuando me desayuno con la noticia de que PARECE QUE APPLE ESTÁ PENSANDO EN ACTUALIZAR LA GAMA iMac.
¡¡¡Agggggggggggghhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!
No puede ser verdad.
¿Ya? ¿Cuándo? ¿Cómo? y ¿Por qué?
Sé que todos los macniacos ardemos de deseos en ver y percibir novedades en el catálogo de productos de nuestros gurús pero... Madre mía el vértigo que da esto de que la modernidad dure tan poco.
En fin, celebraré cualquier avance en los primos de mi pequeño, pero creo que para mí son mejoras que tardarán en llegar, puesto que aún le auguro una larga y, espero que próspera, vida a este bicho.