Un libro sobre el vacío existencial, las relaciones personales que adquieren la dimensión de transacciones, el papel del dinero y los lazos personales, expuestos con un sentido del humor que emplea el absurdo, la burla y el sinsentido de situaciones kafkianas.
La narración expone a ritmo muy rápido las vivencias de Richard Novak, un norteamericano rico que vive en Los Ángeles después de su divorcio. Está solo, lleva una vida cómoda en la que todo está organizado excepto sus relaciones personales que solo funcionan o existen en forma de intercambios o gestiones (asistenta, dietista...). Una mañana todo cambia y estas nuevas circunstancias le obligan a tomar decisiones y a reaccionar de forma improvisada. El suceso desencadenante de este cambio es un amago de infarto que le lleva al hospital donde comienza a vivir el absurdo de un sistema mecanizado de protocolos y automatismos que no le dan respuesta. A partir de aquí tiene que enfrentarse a episodios casi irreales que van construyendo su nueva vida improvisada y diferente: la amistad con un vendedor de donuts, la relación espontánea con su vecino famoso, el peligro que corre su casa al hundirse en un agujero de tierra, el afecto completamente asexual que desarrolla por un ama de casa a la que ayuda a huir de su familia, la concentración de silencio a la que se retira un fin de semana, su amistad con un escritor famoso que se convierte en su mejor amigo sin que él sepa de su identidad...
A través de estos episodios se irá acercando cada vez más a una posible salvación que le evita caer en la desesperación y la soledad. Parece que lo que le salvan son las personas, el modo en que ahora se relaciona con ellas. Quizás ahí esté la clave del libro: una fábula que recoge cómo salva la vida el protagonista. Un manual de supervivencia en el que la clave para no caer es optar por lo descontrolado y lo irracional, manando lo imprevisible y seguro a tomar por saco.
La narración está construida con un ritmo rápido, un relato en presente absoluto a partir de sucesos acumulados y las reacciones que estos provocan. El resultado es un producto curioso, un experimento narrativo que se fuerza a veces hasta el límite. No podemos dejar de evocar voces que han usado este recurso de manera magistral, como Coupland, experto en ofrecer el punto de vista que surge del absurdo y el vacío existencial encerrado en situaciones límite de tono grotesco.
Sin embargo, no estoy de acuerdo con quienes han calificado esta novela de Homes como "el humor de lo cotidiano". No puede ser "cotidiano" estas vivencias que afronta el protagonista precisamente como una huida de su presente habitual. Todo es irreal y todo es una distorsión constante de una vida ordenada, que queda patas arriba. Tampoco percibo ese "humor" del que hablan la reseñas. No creo que en el fondo exista una intención humorística. El juego del abusrdo conduce a percibir la indefensión, la soledad y la falta de referentes emocionales del protagonista, que aparece como una especie de antihéroe con recursos que trata de mantener a flote una precaria estabilidad emocional en un entorno donde en el fondo no cuenta con nadie.
Es una lectura recomendada para quien se siente cómodo con el tono de irreverencia que desprende la voz de su autora. Es un estilo narrativo que a mí me resulta curioso e interesante en pequeñas dosis. A Coupland sí le considero un maestro de esta técnica y consigue sorprenderme. En 'Este libro te cambiará la vida' no llego a sentir esta impresión de sorpresa o de empatía que los personajes de Coupland, a pesar de sus vivencias desbocadas, sí consiguen transmitir. Sin embargo el protagonista, Richard Novak, tiene rasgos de sufridor y superviviente que crean complicidad con el lector. Si no hay empatía, al menos hay cierta comprensión y curiosidad por saber hasta dónde llega la historia. El mensaje de la novela llega más o menos claro. La reflexión. La sensación de que hasta lo más controlado puede fallarnos y entonces ¿qué nos quedará? ¿seremos capaces de salvarnos a nosotros mismos de una realidad sin rutina ni medidas?
domingo, 17 de mayo de 2009
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