viernes, 29 de agosto de 2008

Advertencias bienintencionadas

Ayer regresaba a casa tras pasar la mañana con mi abuela en el hospital (donde se me acumulan ejemplos de incomunicación que seguro dan para otra entrada del blog). Al pasar por el intercambiador de Moncloa (uno de los que menos frecuento) me animé a retirar un libro del servicio de Bibliometro, que hacía tiempo no utilizaba. Me llamó la atención que tuviesen uno de los volúmenes de Mujeres alteradas de Maitena. Mi ánimo no podía estar más necesitado de algo así, de manera que fue ese el que solicité al chico de la ventanilla.

_ Pero esto es un cómic _. Me dijo, como advertencia.

_Ya, ya.

_ ¿Lo quieres?

_Sí, claro que lo quiero.

Me fui de allí con mi ejemplar en la mano, tan feliz, y a lo largo del camino en el vagón tuve que hacer varias veces esfuerzo por no reírme a carcajadas delante de mis compañeros de viaje (no sé cómo se interpreta que una se ría sola, y en estos contextos de anonimato siempre me entra un inexplicable pudor).

El caso es que lo pasé en grande leyendo y nada más llegar a casa hice prometer a mi chico que también lo leería: los tics que recoge, las situaciones cotidianas... Si es que me vi a mí misma, a mis amigas, a mis amigos... Todo lo que día a día nos supera, aquí parecen sencillamente lo que son, momentos muy humanos que nos vulgarizan, nos obligan a no tomarnos en serio y ver el paisaje con cierta perspectiva.

Por cierto que entré en la página web de la autora para ver cuáles son sus nuevos proyectos y no encontré mucha información, aunque sí me tropecé con una noticia en VERTELE en la que afirman que La Sexta prepara una serie de televisión (del estilo de "Cámera café") basada en las viñetas de la argentina.

A ver cómo resulta el experimento....

jueves, 21 de agosto de 2008

Periodismo, motivaciones y desmotivaciones personales

Cuando vivimos momentos informativos como el de ayer y hoy, con la cobertura del accidente de Barajas, me siento poco orgullosa de la profesión que he elegido. Soy periodista pero no ejerzo de informadora en un medio de comunicación; en días como hoy, lo prefiero, porque me resulta difícil no descalificar la labor informativa sin tregua ni medida que se produce en casos como este. Sencillamente, no la comparto y no me gusta, así que entiendo que no habría sido jamás una buena reportera.

Ayer las cadenas de televisión volvieron a ejecutar una danza macabra para erigirse en protagonistas de la cobertura más prolongada e indiscriminada de la parrilla. Como suele ser habitual, al acontecimiento en sí le sucedió el fenómeno mediático. Es un debate frecuente y poco original, pero para entender mi propia actitud ante la información no puedo dejar de cuestionar ¿cuál es el límite?


Intento no perder de vista mi propia formación para responder a esta pregunta sin caer en los tópicos que injustamente pueden darse desde "el otro lado". Sé que informar es difícil y me pongo en el papel de los periodistas que han cubierto la noticia y estoy segura de que yo no lo haría mejor. Sin embargo, también he ido observando despropósitos y errores llamativos, que afectan a la calidad de esta sobredosis informativa que hemos recibido. Por lo tanto, si contra la cantidad no puedo argumentar más que mi propio sentido de la proporcionalidad y utilidad, contra la calidad sí puedo exponer que he visto meteduras de pata y fallos comunes, algunos de los cuales me han parecido muy molestos.


- INFORMAR SIN DATOS: la necesidad obliga a mantenerse delante de la cámara, micrófono en mano, llenando minutos de aparente información sin datos, sin contenido. Parece que una vez establecida la conexión nadie se atreve a soltarla. La movilización de los profesionales es en muchos casos admirable, por su agilidad, su capacidad para indagar, para averiguar qué ha ocurrido, etc. Pero mientras esta buena gestión se lleva a cabo... ¿las cadenas no conciben esperar unos minutos en los que no decir nada más? En algunos casos, la falta de datos se llena con variedad absurda de cifras innecesarias.


- CUALQUIER PROGRAMA VALE: las cadenas no pueden alterar su programación de golpe, pero ante la irrupción de esta necesidad informativa, hay quien optó por ofrecer este contenido desde el formato de "avance informativo" clásico (tve) mientras que otras (Antena 3, Telecinco...) utilizaron la infraestructura ya existente para que quienes nos narran a diario sucesos vecinales o críticas de famosos llevasen a cabo una tarea que les quedaba grande y que ejecutaron sin rigor, sin mesura y sin clase. En este ejemplo, Telecinco destacó por el perfil poco sólido de sus presentadores: Lucía Riaño y Emilio Pineda. Entre sus defectos más acusados: entrevistar a un invitado (víctima de otro accidente aéreo) cometiendo todos los errores que se suelen cometer en las entrevistas primerizas: formular varias preguntas al mismo tiempo, responderlas de antemano con el propio enunciado, comentarlas con mayor extensión que la propia intervención del entrevistado o incluso no dejarle hablar.


- OBSESIÓN POR TRANSMITIR CADA DETALLE A TIEMPO REAL: llenar espacio se hace necesario para el medio, con tal de vivir el desarrollo de los hechos sin intermediación ninguna, es decir: como testigo directo. El problema es que en muchos casos (como desgraciadamente en este), la información no es más precisa por darse en el instante mismo de ocurrir. Compartir con todo el público la misma expectación y la misma angustia que acompaña a los protagonistas no cumple ninguna función informativa. Favorece la empatía, por supuesto, pero también incrementa la expectación y la duración de esta agónica espera que probablemente los familiares de las víctimas podrían preferir vivir en privado. Ante esta circunstancia, lo más abominable que he encontrado en la retransmisión de la noticia es filmar la llegada de los supervivientes, algunos carbonizados, a los hospitales, así como la llegada angustiosa de los familiares a ambos aeropuertos. El interés máximo: captar el mayor detalle posible de esta realidad que tiene matices que no nos pertenecen a todos, por mucho que la información sea un derecho.

- PREGUNTAS ABSURDAS: por esta misma misión de mantener el hilo abierto a lo largo de toda la jornada, los periodistas han llegado a agotar el ingenio y el don de la oportunidad, y en algunos casos hemos podido asistir a preguntas absurdas e innecesarias formuladas a testigos o a familiares. Es el caso de David Cantero (TVE), preguntando a un testigo en cuántos trocitos se había fragmentado el avión. O peor aún, un reportero de Telecinco (Está pasando) que a la llegada angustiosa de familiares a la T4 preguntaba (literalmente): "¿Usted sabe si tiene o no un familiar en el avión?".

- EUFORIA INFORMATIVA: más sutil es la sensación que se desprende de la falta de control de algunos reporteros. La emoción del momento, el ansia por captar un nuevo detalle y la dificultad de la tarea les lleva en ocasiones a mezclar sentimientos y a transmitir emociones confusas. Es el caso de algunos de los reporteros de Telecinco que cada vez que daban con algún dato nuevo, acostumbrados a la menor sensibilidad que requieren los temas que suelen transmitir (Está pasando), los exponían con un entusiasmo tal que la sensación ante el espectador era casi de logro, de euforia informativa.


- DEBATIR POR DEBATIR: en medio de esta improvisada actuación de las cadenas, el estilo del programa no podía alterarse en exceso, así que se ha adaptado para la cuestión. Es el caso de Antena 3, cuyo programa de la tarde tiene formato de debate, que se ha mantenido tal cual, encontrándonos por lo tanto con un debate simultáneo a la retransmisión de los datos. Aquí, por lo tanto, no sólo ha habido información más o menos lograda sino que hemos podido asistir a las microreflexiones de quienes han sido capaces de formular sus propias teorías, opiniones y juicios, sin apenas tiempo para el análisis, y con la verborrea característica. De este modo, se criticaba sin pudor la falta de datos que han proporcionado las autoridades (nadie se paró a pensar el efecto que pueden tener los errores a la hora de confirmar noticias como ésta a los afectados y la necesidad de prudencia máxima), o bien se exigía a las mismas, desde estos púlpitos improvisados, que no hiciesen aterrizar a los familiares en el mismo aeropuerto y que se les llevase a Torrejón porque actuar de otro modo sería hiriente.


- IMÁGENES DESCONTEXTUALIZADAS: una imagen sin contexto y un montaje forzado pueden ser algo enormemente desinformativo. No obstante, a algunas cadenas y medios no les ha temblado el pulso a la hora de ofrecer composiciones tramposas. Para mí Antena 3 se lleva la medalla a la falta de rigor, pues han sido capaces de montar 4 ó 5 veces la misma escena (el equipo de emergencias acompañando la camilla de un afectado mientras la descargaban de la ambulancia y la introducían en La Paz), a modo de bucle, sin interrupción ni aviso. El resultado inmediato era que las imagenes aparentes acompañaban a la información que la locutora iba transmitiendo (sobre la llegada de los supervivientes a los hospitales). Solo unos minutos después de observar atentamente te dabas cuenta de que las víctimas que ilustraban el reportaje era solo una, el mismo hombre, a quien han expuesto en la misma rutina audiovisual una y otra vez, todo el tiempo que ha durado la locución.

La prensa escrita tampoco ha estado exacta en estos detalles y encontramos el mayor fallo en Público, que ha ofrecido en su "galería de fotos" imágenes-recurso tan poco relacionadas con el asunto como un pasillo de una terminal de aeropuerto vacío o un avión de spanair volando. Además han ofrecido las mismas imágenes de agencia que han publicado otros medios pero, a diferencia de éstos, no han firmado las fotos con la referencia a EFE.


- RECOGIDA INDISCRIMINADA DE TESTIMONIOS: precisamente el diario Público ha sido criticado por sus propios lectores (en la versión online) por haber llevado su escaso rigor informativo y su falta de coherencia (cuando apareció anunció que su línea editorial se caracterizaría por informar con tacto especial sobre determinados asuntos, sin caer en lo efectista) a pedir abiertamente los mensajes y participación de quien conocía a las víctimas. De los mensajes publicados son mayoría los que critican esta iniciativa del periódico y reclaman más ética para la cobertura informativa de este tipo de catástrofes.



- USO DEL LENGUAJE: las prisas hacen que todo sea más difícil. Incluso expresarse con corrección. Mavi Doñate, de TVE, nos informaba (con rigor, a pesar del detalle) que los helicópteros de los bomberos "pillaban" el agua de un lugar cercano.


En conclusión, insisto en mi respeto para quien tiene que trabajar en un contexto tan difícil pero no renuncio a mi exigencia de que debe plantearse algún código ético para manejar este tipo de cobertura mediática. Cuando en una sociedad como la nuestra la información parece estar al alcance de todos, el valor añadido debería ser la correcta gestión de la misma, la discriminación de los detalles válidos y los innecesarios y la capacidad, aún no entrenada, de poner fin cuando corresponda. No tiene mérito prolongar un relato amorfo en el que se mezcla lo emotivo con lo informativo y que acaba degenerando en algo diferente a la propia realidad, algo que la supera y que la distorsiona. El sentido del show por encima de todo.


miércoles, 20 de agosto de 2008

Lecturas: A la caza del amor

Libros del Asteroide publicó en marzo La bendición, de Nancy Mitford. Antes de animarme a leerla, quise averiguar qué encerraba esta autora y di con uno de sus libros de mayor éxito: A la caza del amor. Narra la historia de una familia burguesa de Inglaterra en el periodo de entreguerras, recreándose en el contraste entre la vida de los círculos aristrocráticos de Londres y París frente a la vida de un terrateniente inglés y su familia. De fondo tenemos el hilo conductor del relato: la búsqueda del amor, desde un punto de vista casi adolescente, que marca la vida de su protagonista, Linda, una muchacha frívola pero resistente, abocada a perseguir la intensa emoción de un amor verdadero. Este sentimiento supondrá el contraste con una vida social llena de convencionalismos y usos sociales basados en el cumplimiento de normas estrictas, mezcla de cuestiones morales y prestigio familiar.

Lo más atractivo de la novela es la mordacidad con la que la autora refleja estas contradicciones grotestas en un momento en el que el orden conocido parece amenazado por parte de los acontecimientos históricos. Este punto de vista crítico e hilarante se combina con una fiel descripción del ambiente social marcado por esta sensación de la fugacidad del momento y la inestabilidad del tiempo vivido entre las dos grandes guerras. Como dice uno de sus personajes: “¿y si la historia finalmente recuerda las dos guerras como una sola? Seríamos entonces una generación que desaparecería”.

Este miedo a lo fugaz, a lo efímero es lo que impulsa a parte de los personajes a vivir el momento, atreviéndose a desafiar las normas existentes. Otros, sin embargo, prefieren reforzar el peso de los valores establecidos, con lo que se crea una serie de recursos para mantener las relaciones sociales en las que se combina el perfil más convecional con las actuaciones más liberales que no encuentran una fuerte oposición sino más bien una necesidad intensa de disimulo.

No hay gravedad en el relato de Mitford. La guerra sólo es el contexto y sitúa a sus personajes en posturas extremas, radicales, divirtiéndose ella misma con las situaciones que logra recrear, con el fondo de la familia, la sociedad y el amor intenso, fugaz e incosciente.

Recomiendo conocer algo más sobre la particularidad de esta autora y su contexto en el artículo publicado por Juan Antonio González Fuentes en la revista Ojos de papel.

martes, 19 de agosto de 2008

El trabajo en los gabinetes de prensa

Las funciones y el papel que puede desempeñar el gabinete de prensa o departamento de comunicación de una empresa es muy flexible y evoluciona con rapidez, de ahí que sea difícil encontrar un contexto en el que se conozca adecuadamente las posibilidades de este tipo de tareas, para poderlas potenciar y optimizar.

El perfil de los profesionales que se ocupan de estas labores permite diseñar un departamento de comunicación del modo específico que cada organización decida. Por lo tanto, es difícil encontrar pautas o normas generales que establezcan límites estrictos, aunque dentro de esta flexibilidad los modelos terminan por ajustarse a ciertos puntos comunes.

Como paso inicial, conviene diferenciar entre los conceptos siguientes:

INFORMACIÓN
PUBLICIDAD
MARKETING
IMAGEN CORPORATIVA
RELACIONES PÚBLICAS

Según la dimensión de la empresa y los recursos dedicados a estas labores, será posible separar funciones de estos ámbitos relacionados con la comunicación. Es frecuente, sin embargo, que todas estas tareas aparezcan concentradas en manos de un mismo equipo, e incluso en las empresas más pequeñas, este departamento puede estar compuesto por una única persona.

Además de esta flexibilidad en la naturaleza de un departamento de comunicación ad hoc para cada tipo de empresa, podemos observar en la actualidad que el concepto clásico de “gabinete de prensa” parece totalmente superado.

Con este término se han definido tradicionalmente las funciones orientadas a informar a la sociedad sobre la realidad y actividad de la empresa, facilitando datos y mensajes a los medios de comunicación y actuando como interlocutores con ellos cuando éstos se acercaban a la organización para consultar sobre algún aspecto que les interesase aclarar. Esta labor de difusión de información favorece la imagen corporativa de la marca ya que es un mecanismo de responsabilidad social y reporta la ventaja de que ésta sea conocida, no solo por los esfuerzos publicitarios (pagados) sino por el valor menos tasable que tiene la información mediatizada (y por lo tanto expuesta por un interlocutor independiente que puede contrastar y confirmar los datos) y no pagada.

El ritmo de trabajo en un medio de comunicación suele ser vertiginoso, y la rapidez para proporcionarle información es la mejor estrategia para quien quiere ser una fuente útil para ellos. De ahí la necesidad de tener en la empresa profesionales preparados y capacitados para crear estos mensajes de manera eficaz. Además el papel de estos gabinetes era (y es) eminentemente proactivo: la información se genera antes, incluso, de que exista la demanda. Esto les convierte en una fuente asidua, jugosa y bien documentada para los periodistas.

Hoy en día el alcance de este trabajo ha cambiado y se abren múltiples focos de trabajo igual de importantes que la tarea de elaborar notas de prensa.

Uno de los paradigmas de la comunicación actual (según han definido bien profesionales como J.L. Orihuela) es la “desmediatización” de los contenidos. Por lo tanto, el papel del gabinete de prensa ya no es el único protagonista de la difusión de información por parte de la empresa. Cada vez más el propio interesado acude directo a la fuente, por lo tanto, la responsabilidad informativa de la misma pasa por generar contenidos directamente enfocados a su público. Mecanismos como las páginas web, los boletines digitales, las listas de distribución, las agendas de actualidad online y el feedback de una correcta atención al público, son esenciales para que la dimensión informativa de una organización quede cubierta.

Lo que he ido comprobando en diferentes tipos de empresa es que a priori encargar a alguien la tarea de comunicar suele parecer un gasto inútil o una inversión poco rentable, especialmente cuando hablamos de empresas pequeñas. Sin embargo, en cuanto comienzan a dar algunos pasos en este sentido, el contenido de estas acciones se dispara y las funciones empiezan a multiplicarse, con la aparición de múltiples focos sobre los que actuar para difundir información.

La rapidez con la que nos movemos actualmente es una de las razones que permiten que este departamento tenga importancia a pesar de no tratarse de grandes organizaciones: hasta en las empresas más pequeñas la necesidad de difundir datos, cifras, mensajes, ideas, agenda, históricos de actividad o eventos, etc. Supone, cuanto menos, un coste de tiempo. Alguien tiene que hacerlo. Nos encontramos, por lo tanto, ante un contraste de situaciones: por un lado, el ritmo vertiginoso de la información hace que los mensajes tengan cada vez menos peso y menos durabilidad, pues quedan obsoletos enseguida. Además la proliferación de contenidos hace que el material que generamos parezca destinado a naufragar en un mar de ideas, datos y mensajes. Sin embargo, por el contrario, la velocidad de consumo de información nos obliga a producir contenidos nuevos con mayor rapidez, y la selección informativa tan necesaria para el consumidor nos obliga a ser más exigentes con el tipo de mensaje emitido para canalizarlo, acercarlo y “customizarlo” de manera que responda a las expectativas del receptor.

Aquí tenemos claves para comprender el alcance de las tareas que puede afrontar un departamento de cómunicación básico, más allá de la gestión del contacto con la prensa, y de manera global para poder hablar de SOLUCIONES DE COMUNICACIÓN INTEGRADAS que debería ser el enfoque desde el que crear la dimensión comunicativa de una empresa, pues abordar los componentes aislados de este conjunto de tareas supone desperdiciar importantes factores que solo unidos hacen que esta dedicación resulte rentable.


Resumiendo:

* Labor informativa de un Departamento de Comunicación (vs Gabinete de prensa):

- Integrar las funciones del gabinete de prensa.
- Dirigir información directa al público (no mediatizada): herramientas web // boletines digitales // blogs corporativos // redes sociales
- Gestionar el feedback: atención al público (no es necesario centrar la at. al público en el propio dep. de Comunicación pero puede orquestar y dar pautas para homogeneizar el mensaje que se lanza desde otros puestos, recabando datos sobre las demandas informativas)
- Crear contenidos para las demás áreas de la empresa


* Otras labores de comunicación complementarias a la información:

- MARKETING: estudios de opinión, estratificación del público.
- PUBLICIDAD: gestión o control de las campañas.
- RELACIONES PÚBLICAS: comunicación de Direción, presencia en eventos clave, contacto con otras fuentes, labores de representación (portavoz, declaraciones…).