domingo, 27 de julio de 2008

Mi experiencia “APPLE” (I parte)


Hace unos meses me decidí a probar un ordenador de APPLE. Creo que el proceso mental que me llevó hasta ese momento de decisión es bastante común entre otros usuarios de PC que dan el salto y se animan a probar este sistema diferente. En mi caso el itinerario fue el siguiente:

- Mi portátil me resulta poco práctico porque cuando lo compré, hace 4 años, opté por un rendimiento alto en detrimento de otras características: movilidad (pesa mucho), autonomía (la batería no le dura nada) y conectividad (no tiene wifi).

- Dado que mi ordenador sigue siendo útil porque lo compré potente, no tenía demasiad urgencia en cambiar pero sí ganas de poder transportar mi herramienta conmigo.

- Investigando sobre las opciones existentes la gama de los más ligeros me llevó a darme de narices con los SONY VAIO serie TZ (una maravilla de ordenadores) y el MACBOOK AIR (de APPLE). En el primer caso, la opción era segura. En el segundo, el atractivo era probar a trabajar con MAC.

- Dado que no iba a ser mi único ordenador por el momento, las carencias del MACBOOK AIR no me preocupaban demasiado (poco disco duro, un solo puerto USB y ausencia de unidad lectora de CD/DVD). Por el contrario, la compra tenía un componente de “capricho” que me permitían arriesgarme a probar con la ventaja de disponer de el portátil más fino del mercado (hicieron su presentación sacándolo de un sobre).

- Finalmente lo compré. Aunque también me compré una unidad óptica para leer CD y DVD porque la de mi portátil ya no funciona.

Una vez realizada la compra se abrió un campo de experimentos para descubrir qué de nuevo tiene este “mundo APPLE” en el que tantos forofos he encontrado y que transmite un mensaje tan positivo (como imagen de marca han logrado una eficacia asombrosa).

El itinerario está lleno de tropezones, atascos y ayudas que me han permitido ir avanzando y conocer algo mejor el mundo al otro lado del espejo (más allá de Windows). La conclusión, por el momento, es que toda idea extrema está equivocada, así que el sistema operativo de los MAC no es infalible, no es maravilloso, no deja de colgarse o dar fallos y por supuesto que echas de menos algunas cosas de Windows. Sin embargo, no cabe duda de que el resultado de sus productos está más probado, más asegurado y son versiones mucho más completas que aportan soluciones a las necesidades del usuario. Los mensajes de error sirven realmente de ayuda y están fundamentados. Todo el proceso se cuida, desde la atención al cliente durante la compra hasta el trato posventa, con atención técnica en línea, ayudas de producto y de hardware a través de su tienda.

Ahora, lo mejor ha sido encontrar a una inmensa red de aficionados que aportan toda la información necesaria para que el usuario novato de APPLE no se sienta perdido. Gracias a los foros de Internet, a los podcast, a los blogs de expertos y “macniacos” he logrado resolver casi todos mis problemas y dudas con el ordenador. También me he encontrado usuarios de MAC en mi entorno, creándose un lazo divertido entre personas que ahora nos identificamos como “conocedores” de esta otra realidad que nos gusta. Es realmente divertido comprobar cómo la marca ha logrado que el usuario se sienta orgulloso de formar parte de ella. Sigo fascinada por el componente de marketing de su estrategia y asombrada sobre todo por lo poco controlable que puede ser crear algo así. ¿Surge espontáneamente o se dirige? Me cuesta pensar que este resultado haya sido planificado.

No obstante también entre los fanáticos hay ceguera: a mí me faltan algunas cosas que uso en el PC y que aquí no encuentro. Seguramente la carencia esté compensada por otras cosas pero no reconocer que hay diferencias es el primer paso para no poder ser objetivo o argumentar con cierto rigor.

Yo voy a intentar en esta entrada y alguna más hacer un resumen de los pasos que he ido dando en mi adaptación al sistema de APPLE, por si puede servir de ayuda a otros usuarios. Dado que no soy una experta en informática, mi visión puede conectar con la de usuarios de conocimiento básico, como el mío. Así que espero que sea útil.

De momento he preparado el siguiente guion:

[II PARTE] La adquisición :: diseño :: software :: ayudas en Internet (foros, blogs, podcast… ) :: primeros fallos :: los programas incluidos.

[III PARTE] Experiencias concretas :: programas que he probado :: problemas aún no resueltos :: expectativas con el iphone.


Espero que a alguien le pueda resultar útil.

lunes, 21 de julio de 2008

Lecturas con retraso IV: Naturaleza infiel

Me acerqué a este libro con una mirada especial, pues tuve que atender a las reseñas que la actualidad literaria de esta primavera iba arrojando sobre su autora, Cristina Grande, mi primera entrevista en la recién estrenada colaboración con la revista DELIBROS

Se trata de una novela construida a base de recuerdos fugaces, urgentes y poco elaborados, que nos presentan los recuerdos de infancia y juventud de Renata, tras la muerte de su padre. La memoria de la protagonista recupera momentos clave vividos entre ella, su madre y su hermana. El paisaje de la novela son, por tanto, las imágenes que perduran en su memoria y que nos van permitiendo conocer la relación afectiva que existe entre las tres mujeres, sus luchas emocionales internas y el modo en que sobreviven a esta sensación de equilibrio inestable que las caracteriza.

Creo que la obra tiene una carga narrativa fuerte por lo que aporta de fugacidad, economía de palabras, capacidad para generar empatía y transmitir mucho con tan poco. Sin embargo, creo que en la promoción se cometen excesos, que en este caso son innecesarios pues si se lee la novela sin tener que responder a estas expectativas de "fenómeno literario", el texto en sí convence, dentro de los límites de una novela escrita a pinceladas gruesas. No ocurre lo mismo con esta idea con la que se han sacado los pies del tiesto al calificar a su autora de "magistral", de "promesa potente" o de "referente" de la literatura contemporánea, por delante de otros autores. Es más, tras la charla con ella, creo que ni siquiera su disposición al escribir pretende semejante cosa, pues utiliza un estilo muy personal, muy a su gusto, a la hora de enfocar esta historia esquemática, sin tener en mente al destinatario a la hora de definir su propio estilo o condición. 

Algunos críticos (los menos) más escépticos han sugerido que no conviene perder la cabeza cuando se está ante un texto semejante: escribir a fogonazos puede esconder la incapacidad o desgana del autor a la hora de profundizar en todo lo que rodea y compone la naturaleza de una novela. Es cierto que con Naturaleza infiel tenemos el alma narrativa de un relato pero nos falta la sensación de ser llevados, cómodamente, por el territorio bien nutrido que caracteriza a esta otra. Es una crítica fácil, viniendo su autora de donde viene (Cristina Grande es reconocida autora de relatos, que ha publicado en Xordica); además se podría cuestionar la mayor: ¿y por qué la pasividad del lector y la necesidad de recibir todo hecho es lo propio de una novela? 

Yo no sé responder a esto. Me quedo con el hallazgo, pues es un nombre que me despertará la atención cuando reincida. El libro lo disfruté, aunque a veces eché de menos la inmersión a la que te llevan autores como Almudena Grandes al recrear también una adolescencia vivida en los años 70 y 80. Me gustó su estilo escueto y muy bien perfilado. Y me llegaron claves personales que considero la mejor seña de identidad para un escritor. Ah, y la conversación con ella, llana, sincera y sin artificios, plagada de referencias nostálgicas a Aragón y de un sorprendente optimismo que no cabía sospechar a través de la mirada mucho más dura de sus personajes. Por cierto, la foto de la portada (me comentó) es una foto familiar suya en la que aparece ella de niña junto a sus hermanos.


viernes, 4 de julio de 2008

Sobrecogidos

La noticia de la liberación de Ingrid Betancourt nos ha impactado a todos. Ella es un símbolo y su imagen fue capaz de provocar la empatía de quienes no podemos apenas imaginar el horror de un secuestro como el que padecen las víctimas de las FARCs. Las imágenes de su desolación, en el extremo estado de salud en que se encontraba hace unos meses, su silencio y desesperanza fue, tal vez, lo que nos hizo comprender que el ser humano tiene límites emocionales que creemos imposible superar.

Ella, no obstante, ha dado ahora prueba de que la resistencia humana tiende a una dimensión cósmica. ¿De qué otro modo puede entenderse su capacidad para regresar del infierno manteniendo la cordura?

De estos primeros momentos de liberación me ha sorprendido su actitud sólida y su discurso equilibrado. Supongo que cuando padeces una situación extrema prolongada durante tanto tiempo, todo tu contexto adquiere unas medidas diferentes y la proporción de lo que podría resultar aniquilador para las emociones, la claridad mental o el deterioro psicológico se reestructura. Quizás por esta capacidad de reordenarlo todo, personas como Ingrid han sido capaces de traer su voz y su mensaje desde una experiencia atroz.

Me sorprende el grado de evolución de su discurso cuando afirma que una de las impresiones más impactantes tras haber exprimentado esta vivencia es darse cuenta de que uno mismo podría también cometer algo así. Es la idea de la "banalidad del mal" que ya formulase Hanna Arendt y que fue difícilmente comprendida. No es una postura políticamente correcta pero abre una puerta hacia la comprensión de la naturaleza humana en su lado más crudo. El mal, decía Arendt, es una cuestión de proporción. ¿Qué no seríamos capaces de hacer si el contexto nos extrapola a una situación donde todo tiene medidas diferentes? ¿En qué no se convertirían nuestros gestos mezquinos e injustos si se tuviesen que dar en un contexto donde los condicionantes son de otra dimensión?

Obviamente el hilo conductor de estas ideas no es amable ni fluido. Es áspero y abordarlo supera a quien no tiene la autoridad moral que da la vivencia cara a cara con el horror creado por sus semejantes.

En estos momentos, por tanto, queda el esbozo de lo que podría ser un debate sobre tantas ideas que se agolpan cuando se es testigo de episodios históricos como este. La confusión de sentimientos obliga a callar y escuchar. En la cabeza, múltiples preguntas y suspicacias como la incapacidad para asumir que una historia con final feliz pueda ser tan impecable. Me cuesta imaginar un operativo sincronizado y orquestado al estilo del mejor guion cinematográfico donde no se dispara un solo tiro y donde todo se ejecuta con la precisión de un ballet. Mi mente desentrenada y cómodamente afincada en el escepticismo se dispara al creer que no puede ser tan clara la ejecución del rescate en un escenario tan poco predecible como es el marco del terrorismo y la guerrilla. Tanto orden desconcierta y tanta exhibición de pureza contrasta con la naturaleza del asunto del que hablamos.

Nos quedamos, de momento, con esta versión y preferimos, ante una duda poco fundada, el silencio. Pues es, cuanto menos, un síntoma de respeto o de ejecución digna de un papel secundario. No como ciertas figuras políticas que se ven llamadas a manifestar en todo momento y lugar su discurso, que es la misma opinión de siempre. Me refiero a Rajoy y su falta de mesura (en él no hay dimensión alguna que sugiera proporción ni adaptación al contexto) cuando nos cansó de nuevo a todos llevando la palabra hacia el eterno tema de cómo debe (según él) abordarse el terrorismo, con esa disciplina férrea que impregna a todas sus consignas en las que la falta de inteligencia (para idear, cuando menos, soluciones ad hoc a los diferentes asuntos) se sustituye con una retahíla muy espesa de verdades absolutas.