jueves, 29 de mayo de 2008

Comunicación en épocas de cambio



Seguro que todos los que trabajamos en este campo hemos vivido el clima particular que se vive en una entidad cuando soplan vientos de cambio. Especialmente cuando se trata de un cambio de junta directiva, nuevo presidente, gerente y demás.

Como responsables de la comunicación corporativa deberemos ser conscientes de las necesidades particulares de este tipo de situaciones y, aunque la tendencia a acomodarnos muchas veces nos tiente a "dejarnos llevar" por la laxitud del momento indeterminado (en las entidades sin ánimo de lucro suele ser más habitual, dado que la presión por las cifras, ventas y resultados no suele estar tan marcada), toca hacer un esfuerzo por minimizar el impacto que tiene esta novedad en el seno de la propia empresa, para que no se traduzca en una disminución de su visibilidad exterior.

Desde mi propia experiencia, he realizado el siguiente resumen de ideas que pueden ayudarnos a afrontar esta cuestión del cambio. Si algún lector tiene sugerencias nuevas, será estupendo poderlas incorporar:

RESISTENCIA INTERNA. Un cambio en un sistema que va en marcha, siempre es recibido con cierto escepticismo por parte de los componentes del mismo. Sí, suena a obviedad, pero es que nos pasamos la mayor parte del tiempo despotricando contra los fallos de la dinámica de nuestra empresa, pero no hay momento en el que nos sintamos más leales con ella que cuando vemos llegar a un elemento externo que amenza el status quo.

El nuevo equipo, director o gerente no sólo tendrá que hacer bien las cosas, sino que tendrá que demostrarlo. En el tiempo que se tome para ello, la institución creará una malla de desconfianza natural que desde el Dep. de Comunicación debremos minimizar para que no produzca la costosa falta de identificación con los intereses corporativos.

¿Cómo minimizamos este efecto?

- Reduciendo el tiempo de "transición" para que el cambio se asiente.
- Manteniendo en uso las herramientas de comunicación internas hasta que puedan ser mejoradas (no "sustituidas", ojo, sino "mejoradas")
- Refrescando internamente las consignas que identifican claramente objetivos, fines y metas del organismo o su plan de actuación vigente.
- Dando informacion PRIORITARIA a la propia plantilla. Que no se entere un empleado o miembro de la entidad de lo que acontece en ella por fuentes externas.


CATALIZADOR DE ERRORES. No lo dudéis, el momento de cambio será el instante preciso en el que todo lo que estaba mal asentado dentro de la empresa florezca y se junte creando ramilletes de disfunciones. Parece que el momento de cambio será el elegido por todo lo que se sujetaba con alfileres termine por desprenderse y el fenómeno de "incomunicación viral" se irá extendiendo entre la plantilla: los rumores, mensajes negativos, resistencias y rechazos tendrán una alta capacidad de contagio. ¿Contra ello? La mejor herramienta es la INFORMACIÓN, INFORMACIÓN y la INFORMACIÓN.

Habrá que identificar los focos más activos de emisión de este tipo de comunicaciones extraoficiales negativas, y conjugar dos mecanismos: no dar importancia al rumor (como mecanismo de primera línea para combatirlo) y la emisión de datos ciertos para contrarrestarlo (en los casos de rumores más dañinos o persistentes). La mejor defensa es un buen ataque, así que conviene tener identificados también otros focos de opinión más positivos, para usarlos como canal de los contenidos tranquilizadores.


TRANSICIÓN=LENTITUD=MENOS VISIBILIDAD. En los organismos que han vivido varios cambios recientes, el aprendizaje es rápido y el clima de desorientación que se generó en los primeros casos se traduce en lentitud y pereza en los siguientes. Nuestros biorritmos se adaptan e identificamos "cambio" con "perdidos" y con "relajados". El escéptico se transforma en espectador: queremos ver qué ocurre. Queremos claves, y mientras no las tenemos, andamos más lentos. Frenamos, y a esperar.

En sí los momentos de espera no son malos, si se trata de reorganizar un sistema para que reformule sus itinerarios, pero el coste que este freno suele tener en la imagen externa de la empresa puede ser su visibilidad.


¿Qué podemos hacer para reducir el coste que este clima tendrá para nuestra imagen?

1.- Reforzar los mecanismos de atención al público: la comunicación directa con el cliente-usuario será el mejor punto de fuga para desinflar nuestro prestigio. Conviene poner énfasis en las comunicaciones directas con el usuario para que no se transmita la desorientación que puede afectar a algunos apartados de la organización.

2.- Priorizar los contactos esenciales: en la actividad diaria de nuestro organismo habrá un conjunto de interlocutores con los que el trato es vital (patrocinadores, anunciantes, organismos públicos...). Debemos identificarlos para que la pérdida de alcance resolutivo de nuestra empresa no deje sin respuesta a estos grupos de primer alcance.

3.- Volcarnos en las rutinas: en las actuaciones de comunicación que la empresa suele llevar a cabo, existen unas cuantas que son periódicas, continuadas y estables. Hay que apoyarse en ellas para dar sostén a nuestro esqueleto comunicacional. Lo más eficaz en estos casos es establecer un protocolo de actuación muy respetuoso con las actividades comunicativas que responden a una rutina: boletines, noticias en la web... Con estas herramientas daremos base a la imagen de continuidad (para el interior y el exterior). No es momento para demoras, retrasos e incidencias en este tipo de canales. Toca volverse muy cumplidor.


4.- Creatividad. Mucha creatividad. La etapa de cambio suele ser una temporada en la que las direcciones se reorganizan y hasta que lo consiguen los resultados comunicables son menores (la sensación de no tener material para difundir). Aquí debemos hacer un esfuerzo máximo de prospección para extraer cualquier elemento noticiable de la actualidad poco reseñable de nuestra empresa. Es buen momento para refrescar y actualizar datos que tengamos en el archivo (mediante el contraste o comparación de cifras, etc.), elaborar información de repaso o revisión histórica de ciertos elementos clave. La habilidad para dosificar estos materiales nos permitirán seguir alimentando el flujo de información con el menor deterioro posible.



Y TOCA RENDIR CUENTAS. No nos dejemos en el tintero una cruda realidad: la renovación de cargos directivos en nuestra organización será el momento más crítico para la medición de nuestros propios resultados. En el área de comunicación corporativa siempre es un reto la rendición de cuentas, pues los mecanismos para valorar el alcance de nuestras acciones no son demasiado ajustados y este área es una de las más frágiles de nuestro trabajo. Los nuevos responsables de la empresa querrán obtener información clave sobre nuestra razón de ser, la eficacia de nuestro trabajo y la justificación de mismo. Hay que venderse, y el mejor modo de hacerlo es mediante técnicas cuantitativas: desempolvemos todos los informes que podamos haber elaborado durante el transcurso de nuestro trabajo (índices de posicionamiento, medición de impactos, planes de comunicación y sus análisis, diagnósticos, estadísticas de visitas, etc.). Obviamente, esta es un área de trabajo que no puede improvisarse, por lo que conviene desarrollar nuestra tarea alimentando siempre estos archivos de datos y cifras periódicas que la justifiquen.


Realmente hay muchas cosas que hacer en esta etapa de "paréntesis" en la vida de nuestra organización. No caigamos en la pasividad contagiosa y pongámonos manos a la obra.


Por encima de todo, no olvidemos el FEEDBACK: obtener información del entorno (interior y exterior) nos dará la pauta para saber por dónde circulan los cauces de la incertidumbre y podremos combatirlos.




martes, 20 de mayo de 2008

Campaña de imagen sobre la familia real

letiziaA muchos nos parecía fácil deducir que la campaña de lavado de imagen de la princesa Letizia en la prensa (en pleno apogeo este domingo) no era accidental, al coincidir sus 4 años de “oficio” con el fenómeno mediático que ha supuesto la demanda y posterior juicio de su hermana en defensa de su derecho a la intimidad. Otras voces más avispadas me sugieren que no, que el hecho es pura casualidad o puro contexto, que, no obstante, refuerza la necesidad de poner de manifiesto las virtudes de nuestra futura reina como parte de una política comunicativa orquestada por los estrategas de este sistema reinante.

Sea como fuere, el hecho es que escoger una cifra tan mermada e insignificante como estos 4 años para hacer sonar bombos y platillos en la apresurada valoración de su trayectoria pone de manifiesto, a todas luces, que la Casa Real lo necesitaba. Y creo yo que sí, que mucho. Pero sigo sin vislumbrar un fenómeno planificado y bien dosificado, pues el aspecto final que les ha quedado es de chapuza improvisada, o al menos es lo que se deduce al leer los artículos que publicaban este domingo El País y El Mundo por lo cutre y lo malo de su estilo y contenido.

El artículo de El País es un texto escrito a la desesperada, por un periodista de poco renombre y, deduzco, documentado con la retórica de Hola. No puede explicarse de otro modo la introducción de frases como:

“… bucólico decorado de ciervos y encinas…”
“… ha aguantado todo por amor…”


Ya en esta última frase el redactor les hace la pascua a los líderes pensantes de la Casa Real, pues no oculta ni niega la mayor: a la Princesa se le ha atragantado el cargo. Claro que esto último es razonable y lo más humano de la noticia: ¿cómo va a adaptarse sin problemas una persona normal a un modo de vida que contradice el sentido común a la par que los fundamentos básicos de los derechos humanos (la igualdad de todo individuo por su nacimiento)? Digo yo que asumir que el proceso lleva su esfuerzo no sería pecar de hereje y tal vez facilitaría que realmente esta monarquía que muchos vemos como un mal menor pudiese efectuar algún giro hacia esos aires futuros que ellos mismos no terminan de ver claros.

Hay otras intervenciones mucho mejores por parte del afanado redactor que cayó presa del fervor literario. Por ejemplo cuando dice aquello de “Letizia Ortiz no salió a cazar un príncipe”. ¡La madre que lo trajo! Aquí la pobre princesa debe estar ya tirándose de su regia melena. ¿Pues no conoce este humilde periodista la famosa sentencia: Excusatio non petita…? Amigo, no redima a priori a Su Alteza que es el mejor modo de condenarla.

También me gusta mucho cuando el furor de este colega le lleva a caer en contradicciones sonadas, que aportan demasiada ligereza a la posible y seria reflexión que podría (y debería) hacerse sobre el papel de la monarquía, sus representantes, perfiles, presente y porvenir:

“… un trabajo atípico. No existe ley, estatuto, tradición, costumbre o práctica que lo regule…”

Alabado sea el Señor. Resulta que hemos dotado a la nueva princesa de un albedrío sin límites para que espontáneamente improvise su desempeño de una función regulada, cuanto menos, por nuestro orden constitucional. Por no hablar de la parrafada siguiente donde el bueno de Rodríguez nos suelta:

“… la Reina puso manos a la obra. Haría de ella una princesa…”

Hombre, digo yo que ahí, cuanto menos, domina la tradición, práctica o tutela, que tanto celebra el mismo periodista en tantas partes del texto en las que alaba la obediencia y sumisión de nuestra Letizia.

En contenidos más triviales también cae el redactor en esta tendencia suya a los despropósitos:

“… presentadora del telediario de mayor audiencia. Una cara conocida. De moda…”
“… ella, que nunca supo posar…”

Pues aquí nos hemos estrellado, pues si a la muchacha se nos la presenta como una profesional en la cúspide de su carrera mediática y televisiva, luego no encaja que la percibamos como una acomplejada y tímida jovencita que se turba ante las cámaras.

En fin, el artículo está tan lleno de momentos similares que merecen la pena leer sólo por comprobar cómo se ponen los pelos como escarpias al intuir que la opinión pública se quiere manejar con semejante falta de trabajo y capacidad.

Yo entiendo la necesidad de difundir determinado mensaje por parte de una institución que vislumbra principios de crisis. Veo sensato que cada cual defienda lo suyo, y lo veo legítimo. Pero también creo que en la sociedad española el debate sobre cuestiones monárquicas se merecería, cuanto menos, y precisamente a favor de su propia solidez de imagen, un contenido y un estilo más maduros, más sensatos, tocando aspectos clave que no sean si la princesa está triste o si la princesa gusta a pesar de su nariz imperfecta o su extrema delgadez. Combatir el miedo a una pérdida de popularidad de los representantes de la Corona con parrafitos mal elaborados con material lacrimógeno, sensiblero y sin fundamento, es pretender que el nivel intelectual de la crítica se quede en este bajo fondo y no haya más que hurgar un poquito en las vísceras para recolocarlas.

Si en esta crítica falta incluir algo sobre el artículo de El Mundo, lo abordaré de pasada, por el menor respeto que me merece la figura de Urdaci como comentarista de nada sostenible (respeto que, por el contrario, más allá de su mal estilo sí me inspira el periodista de El País). Señalaré, por lo tanto, una única perla como prueba de que en el caso del amigo de Letizia no es necesario añadir más. Dice Urdaci que el pueblo español entiende que ser mujer y princesa no son funciones contrapuestas. Y digo yo que sin saberlo tenemos un portavoz nacional que no precisa de encuesta o referéndum. Él solito se las apaña para reflejar lo que piensa el conjunto de españoles. Y con este tipo de afirmaciones y la introducción de un par de anécdotas jugosas, elevadas a categoría de titular (la princesa tenía un diario y Sabina fue un desagradecido), la línea de contenido escogida por la Monarquía para consolidar su imagen parece que va a estar diseñada en estos términos de folletín, corrala y compadreo.

viernes, 9 de mayo de 2008

NETTBY, una red más cercana



Aunque yo apenas logro sentirme cómoda con las redes sociales (ya hablaremos de esto en algún otro momento), está claro que su entrada en el ámbito de las comunicaciones es imparable. Frente al protagonismo hace tiempo casi exclusivo de Facebook o Myspace empiezan a surgir otros entornos que muestran particularidades y mejoras en su enfoque, como la ventaja del idioma, el predominio de la dimensión local e incluso una interface más intuitiva, menos caótica y más amable.

Este es el caso de NETTBY, que el diario 20minutos puso en marcha a comienzos de año. Se trata de una red social en versión beta privada, es decir, que de momento sólo se puede entrar por invitación, aunque a diferencia de otras de carácter más exclusivo (y excluyente, por tanto) como Tuenti.com, es posible pedir acceso enviando un email a uno de sus desarrolladores: jcblanco@nettby.es.

Yo creé mi perfil hace unas semanas y trato de experimentar con ella. Reconozco que el acceso es mucho más cómodo que con cualquiera de las otras, y enseguida consigues encontrar los mecanismos que te relacionan con el resto de usuarios. Al ser una versión de prueba, todavía es fácil identificar los grupos y tener un conocimiento individualizado de este espacio. Además el equipo que lo sostiene es realmente eficaz, tienen una buena orientación al usuario y consiguen transmitir la imagen de frescura, juventud y seriedad que hay tras su trabajo. Las redes sociales suelen llenarse con la presencia, sobre todo, de los más jóvenes. En Nettby es fácil encontrar perfiles de una edad más variada. No te sientes tan ajena, por lo tanto, y es fácil localizar a personas con tus mismos intereses.

Lo único que no me gusta es el excesivo control que existe sobre algunos aspectos, por ejemplo el tema del perfil y las normas para incluir la imagen que te identifica. Ponen normas para decidir cómo insertar tu foto y a mí todo lo que me suene a limitación me frena, de entrada. Supongo que si no se ponen algunos criterios es fácil que el proyecto se desboque, pero no sé, en este apartado tan personal sobre cómo quieres aparecer ante tus amigos… En fin, ya veremos.

Os doy algunos datos sobre el proyecto: Nettby.es es la versión española de la red noruega Nettby.no, desarrollada por Verdens Gang, uno de los diarios de mayor difusión, fundado en 1945, propiedad del grupo Schibsted (grupo de comunicación noruego, con presencia en diferentes países de Europa, que posee, entre otras, la cabecera “20minutos”.


Qué han dicho sobre NETTBY:

FILMICA: "Consiguen una sensación de cercanía muy potente, basada en geografía antes que en aficiones."
LOOGIC: "Se trata de una red social más del estilo de Myspace que de Facebook, tiene como claros destinatarios a los jóvenes y los usuarios pueden organizarse por grupos o canales de información."



Los desarrolladores de NETTBY me dan estos datos:
  • Está en beta privada, sólo accesible por invitación (aunque es posible pedirlas a jcblanco@nettby.es)
  • El origen de la red es noruego. También está funcionando en Suecia.
  • Tiene una orientación local: cada usuario, se añade automáticamente a un grupo local según su ciudad/pueblo de procedencia.
  • Permite crear grupos públicos / privados, con foro y chats propios.
  • Tiene una herramienta de mensajería instantánea.
  • Permite personalizar el perfil, incluyendo fotos y vídeos.
  • Permite publicar noticias que son leídas por todos los miembros. Las noticias se agrupan en temáticas: Televisión, cine, música, libros, actualidad, tecnología, deportes.


  • martes, 6 de mayo de 2008

    Con un público así, da gusto

    Ayer, a eso de las 20:30h, la librería LA BUENA VIDA se convirtió en un rincón muy especial en el que pudimos compartir un ratito de charla y cervecitas, con la excusa de presentar mi libro, La noche de los sueños perdidos.


    La historia de este cuento infantil, que espero puedan leer también los que ya no son tan niños, es algo sencillo y antiguo, pues lo escribí hace tiempo con el objetivo de ayudar a un chiquillo de 7 años a que se sintiese atraido por la lectura. Hoy se ha convertido en un proyecto colectivo, pues cada uno de los amigos que han mostrado interés en su publicación han dejado parte de sí mismos en sus páginas y son responsables del momento que ayer vivimos juntos.





    El entorno nos ayudó mucho a sentirnos cómodos y a darle a este acto el carácter de reunión familiar, porque esto fue lo que protagonizó el encuentro, que todos los asistentes que reservaron su tarde del lunes para pasarse por allí son grandes amigos. Todo salío bien, y, sin duda, el secreto para que todo tuviese la medida adecuada estuvo en manos de quienes generosamente dedicaron palabras de apoyo y un análisis muy generoso de la historia que podéis encontrar en estas páginas: tanto Stella Villarmea como Rafa Cid nos mostraron lo que ellos saben hacer con gran maestría: contagiar entusiasmo, convencernos de que en una historia puede haber mucho más de lo que se percibe en la superficie y animarnos a todos a buscar nuestra verdadera naturaleza, que tal vez quedó apartada de la faceta más rutinaria de nuestro día a día, y que con lecturas fantásticas podemos ubicar más cerca de lo que creemos.

    Soñar no es cosa de niños pero perseguir los sueños sí suele ser algo que abandonamos en la infancia. Creo que si alguno de vosotros disfrutó con sus primeras lecturas podrá encontrar en La noche de los sueños perdidos una forma de evocarlas, de rendirles homenaje y de intentar que os sigan acompañando.





    ¿Y qué más decir sobre la noche de ayer? Que nos marchamos casi a las 23h., porque Jesús se encargó de que nos sintiésemos en LA BUENA VIDA como en casa. Su equipo estuvo pendiente de todo sin que nadie se diese cuenta. Creo que su proyecto de café del libro es uno de los grandes lujos con los que podemos contar en pleno centro de Madrid. Os recomiendo que si no habéis podido acercaros (Calle Vergara nº10, metro Opera) lo hagáis en cualquier ratito que tengáis, de 12 a 24 horas, para curiosear en sus mesas y estanterías y para dejaros aconsejar, para hacer un alto en el ajetreo del día o para participar en alguna de las actividades con las que nos van soprendiendo cada semana.




    Por mi parte, una vez más daros las gracias a los que estuvisteis allí y a los que no tuvistéis la posibilidad pero habéis participado desde lejos. A quienes os pique la curiosidad por saber cómo consiguió Claudia salvar al mundo de los sueños, os animo a leer el libro (lo tenéis en la propia librería).

    Y a quienes ya lo estáis leyendo, os rogaré que me digáis qué habéis encontrado en esta historia de este mundo tan próximo donde el color gris amenaza con destruirlo todo. Aquí estaré para leeros y seguir compartiendo con vosotros esta osadía de querer narrar algo similar a lo que me hizo sentir tan bien de niña.

    Gracias a todos. Nos vemos en la próxima...

    viernes, 2 de mayo de 2008

    OJO si viajas al extranjero con tu BLACKBERRY

    El caos en los servicios de datos de las operadoras telefónicas


    AVISO A NAVEGANTES. Hoy denuncio una situación desesperante, en mi relación con la telefonía móvil, vivida durante los últimos meses y resuelta milagrosamente cuando parecía imposible encontrar respuesta. Tal vez a alguien le pueda ayudar.


    La situación fue la siguiente:

    Tengo un teléfono BLACKBERRY desde hace poco más de un año. Para mí ha sido el gran descubrimiento. Me permite tener un acceso constante a mi correo electrónico, en más de 5 cuentas (creo que puedes tener hasta 10 diferentes) simultáneas. Gracias a mi BLACKBERRY he podido estar en contacto con mis diferentes clientes y las empresas con las que trabajo, sin necesidad de viajar continuamente cargada con un portátil y con la facilidad de tener un contacto inmediato con cada uno de ellos, solucionando problemas a tiempo real que me han ocupado el tiempo mínimo. No sólo la BLACKBERRY me ha funcionado bien y ha respondido a mis expectativas con esta novedad de tener el correo en el móvil, sino que como teléfono no le encuentro ninguna pega. El coste del servicio me ha parecido hasta ahora mucho más razonable que cualquier otra opción (pda o módem para el portátil): pago una cuota mensual de aproximadamente 25€ y tengo así acceso al uso del correo sin límite, además de acceso a internet.

    Sin embargo, a finales del año pasado MOVISTAR (la compañía con la que tengo contratado el servicio) modificó sus tarifas internacionales y pocos clientes nos enteramos (según me explicó un vendedor de una tienda de TELEFÓNICA). Yo estuve fuera de España en diciembre y cuando me llegó la factura encontré que debía pagar 100€ más de lo habitual. El desglose de los conceptos era tan difícil de entender (lo mismo cobraban por conexión que por transmisión de datos, en una mezcla de emails, mensajes multimedia, etc.) que me recomendaron desde la propia tienda no reclamar, ya que en teoría había sido avisada por carta en la información publicitaria que llega con la factura.

    Advertida por esta experiencia, decidí que en mi próximo viaje al extranjero sería más cuidadosa, para lo cual decidí informarme al máximo sobre la situación de las tarifas de los servicios de datos en el extranjero. Además, se me había ocurrido recomendar el uso de la BLACKBERRY a mi pareja, que trabaja con continuos desplazamientos en el extranjero, así que era importante conocer al detalle las características de este servicio y el modo de manejar sus opciones para evitar que las facturas se descontrolasen.

    Las primeras respuestas fueron decepcionantes: nadie sabía explicarme el precio del uso internacional de la BLACKBERRY. En la tienda se lavaban las manos: "Nosotros solo vendemos el terminal. El servicio lo presta TELEFÓNICA". En su número de atención al cliente (609) cuatro personas diferentes me dieron todo tipo de información contradictoria: precio por conexión, precio por tráfico, posibilidad de una tarifa plana sin límite de tráfico, tarifa plana pero con límite, coste de alta para el servicio, alta gratuita para activarlo.

    Después de 45 minutos al teléfono y conversación con 6 personas pude al final reconstruir una información más o menos verídica sobre el modo de cobrar este servicio:

    - sin tarifa plana pagaría aproximadamente 10€ al día por conexión, y podría enviar-recibir hasta 10Mb de tráfico en forma de emails.
    Inconveniente: una BLACBERRY gestiona el flujo del correo a tiempo real de manera que el terminal está siempre conectado, por lo tanto, no hay modo de controlar su conexión ni su tráfico (se conecta siempre y el tráfico no depende de que tú aceptes o no el mensaje, sino que estás obligado a pagar por todo lo que llegue a tu buzón, sea un correo ligero o pesado). Esto se traduce en que a cualquier viaje tienes que asignarle el coste mínimo de n x 10€ (siendo "n" el número de días que estás fuera), a lo que hay que añadir el precio del tráfico que exceda los 10Mb (insisto en que tú no puedes controlar el tipo de mensajes que recibes).



    - con tarifa plana internacional pagaría unos 30€-35€ mensuales y tendría tráfico ilimitado de emails en el extranjero. Cada vez que quisiese activar este servicio me cobrarían 10€ por el alta.
    Inconveniente: el precio es exageradamente caro, pues ya pagas 25€ por la tarifa plana de la BLACKBERRY en territorio nacional, lo cual se pone en unos 60€ solo por cuotas, a lo que hay que añadir los 10€ que te cobrarían con cada activación sin das de baja el servicio el mes que no viajas.

    Dentro de lo que cabe, no obstante, la situación podría verse resuelta para el caso de mi chico, que al viajar constantemente podría elegir pagar esta tarifa plana a cambio de estar conectado en el extranjero. Pero ¿qué ocurría con mi caso? ¿Qué solución dar a alguien que viaja esporádicamente pero no quiere pagar el uso de este servicio durante su viaje?

    A esta pregunta los teleoperadores de MOVISTAR no tenían respuesta. Se me ocurrió formularles una: ¿y si me desactivaban el roaming de datos para que mi teléfono no transmitiese emails mientras yo estaba fuera de España? unos me dijeron que sí. Otros me dijeron que no. Finalmente, ganó el "no" y la chica que atendía en el departamento de roaming me negó la posibilidad de hacer esto:

    _No se puede desactivar el roaming de los datos solamente, habría que desactivar el roaming de todo el teléfono.

    _¡¡Pero yo quiero llamar y enviar SMS!!

    _Imposible. O todo, o nada.

    Bien, pues nos alejamos de esta opción y seguí indagando sobre otras opciones. Aparentemente no había modo de impedir que mi teléfono fuese a conectarse cada día mientras yo estuviese en mi viaje. ¡Qué sensación de idiota tuve durante todas estas conversaciones! Tuve, incluso, que utilizar argumentos legales para poder insistir en mi demanda. Según la jurisprudencia y normativa que existe al respecto, una compañía no puede cobrar al cliente por el uso de servicios de valor añadido sin permitirle a éste desconectarlo o no hacer uso del mismo.

    La única alternativa que encontramos entonces fue, por lo tanto, desactivar el servicio.

    Pero ¿tendría coste cada vez que yo lo activase de nuevo? Unos me dijeron que no. Otros me dijeron que sí, e incluso hubo unas cuantas personas que me dijeron era imposible porque yo tenía un compromiso de permanencia con MOVISTAR de 18 meses. "Sí, ya, pero yo he firmado solo que seguiré con MOVISTAR pero no que tendré que domiciliar mi nómina entera cada vez que viaje para que se la paguen directamente a ellos por no poder detener este servicio añadido." Daba igual, todo era lo mismo en ese particular mundo-de-la-atención-al-cliente-a-distancia donde el no vernos las caras permite que el absurdo llegue a niveles orwelianos.

    Como solución de emergencia, me adscribí a la opción del "SÍ", anotando el número y nombre de la teleoperadora que me había dicho que funcionaría, y le pedí que por favor dejase constancia de esta respuesta en las anotaciones que hacían sobre mi perfil (al menos para poder formular una reclamación cuando a mi vuelta el sistema no hubiese funcionado).

    Esperé al momento antes de embarcar para realizar la petición de esta interrupción del servicio (pues necesitaba estar conectada hasta el último momento). Sin embargo, entonces, la teleoperadora me insistió en que no podía pedir esta baja en base al susodicho contrato de permanencia.

    - A ver, yo sé que ahora están vendiendo las BLACKBERRY con la opción de firmar este contrato para beneficiarse de una tarifa más baja, pero yo contraté el servicio hace un año y no existía esta oferta. Yo no me he beneficiado de ningún descuento y lo único que tengo firmado es un contrato de permanencia con la compañía, a cambio de unos puntos canjeables por un nuevo teléfono.

    En definitiva, estaban mezclando conceptos. La permanencia servía para todo y el personal no atendía a razones. En un grado máximo de desesperación (ya iba por mi interlocutor número 9) les sugerí que tal vez la solución para desactivar temporalmente el servicio fuese eliminar por mí misma las propias cuentas de correo que yo había dado de alta para poder recibir emails. Entendía yo que al no existir cuentas donde recibir correos, no podrían cobrarme por esa supuesta conexión del mi terminal. A ellos les pareció una hipótesis interesante y posible (no me confirmaron nada porque estoy segura de que la mayoría de ellos no había visto una BLACKBERRY en su vida). Como yo no tenía un ordenador a mano, les pedí que me desactivasen ellos estas cuentas, así que me dieron otro número de teléfono para hablar con el servicio de asistencia técnica para BLACKBERRY.

    Allí me atendió un chico aparentemente eficaz, y cuando le expliqué lo que me ocurría y lo que estaba dispuesta a hacer como solución última después de tantos intentos de encontrar otra alternativa, me dijo algo que demostró que todo mi itinerario anterior carecía de sentido y que una persona entre 10 era la única preparada para dar respuesta a una consulta que entonces ya no pareció tan extraña, tan especial o tan complicada:


    _Vaya al menú de AJUSTES de su teléfono (icono de la llave inglesa); allí acceda a la opción RED y allí verá una casilla que dice SERVICIOS DE DATOS. En ese apartado puede escoger una opción que indica "DESACTIVADO EN ITINERANCIA"


    ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


    Resulta que mi propio teléfono (siempre he dicho que la BLACKBERRY es un estupendo terminal, con cantidad de opciones y con un menú realmente completo y detallado) tenía la opción prevista para poder enfrentarme a esta situación que alguien, en la compañía fabricante de los teléfonos, había tenido la previsión de anticipar, incluso antes de que los propios trabajadores de TELEFONICA pudiesen siquiera comprender que un usuario se podría encontrar con este problema.

    CONCLUSIÓN: usé esta fórmula y funcionó a las mil maravillas. No tuve que tocar nada a la vuelta, el propio terminal está ya configurado para este modo de funcionamiento y cada vez que yo salga al extranjero dejará de conectarse a la red, para volver a hacerlo sin más en cuanto regrese.

    Diez teleoperadores. Diez. Y más de 2 horas de conversación, explicaciones, repeticiones de mi número de teléfono, mi DNI, todo tipo de datos, varios cortes inexplicables durante las conflictivas llamadas que me destinaban a un eterno retorno y una vuelta a empezar repitiendo de nuevo la historia, enfadando a los estresados empleados y subiéndome yo por las paredes.

    De fondo queda, sin resolver, el asunto de las excesivas tarifas que MOVISTAR cobra para los servicios de datos en el extranjero. Este sistema de costes contradice las últimas opiniones europeas a favor de una reducción de tarifas para los usuarios del teléfono móvil fuera del país, y va en contra del sentido común y la realidad vivida en la sociedad de la información donde el paradigma defendido es facilitar el acceso a la tecnología y a las redes de comunicación, democratizando y extendiéndolo su uso.

    De esto último, espero, volveremos a hablar y a debatir porque creo que es necesario.

    Lecturas con retraso II: LA FÓRMULA PREFERIDA DEL PROFESOR

    Continúo con la puesta al día de mis reseñas, ahora recordando la lectura reciente de La fórmula preferida del profesor (de Yoko Ogawa), editado por FUNAMBULISTA.



    "Mi hijo y yo lke llamábamos profesor. Y el profesor llamaba a mi hijo Root, porque su coronilla era tan plana como el símbolo de la raíz cuadrada".

    De este modo toma supapel de narradora la protagonista de esta historia inmensa, encerrada en un envoltorio mínimo. Se trata de una asistenta japonesa, madre de un niño de diez años, que comienza a trabajar en casa de un viejo profesor de matemáticas cuya existencia cotidiana está limitada por un defecto de su herramienta más valiosa: el cerebro. La memoria del anciano no dura más de 80 minutos. Una vez transcurridos, todo vuelve a empezar para él. Sin embargo, en medio de esta limitación, su peculiar percepción del entorno y su fe en las matemáticas demostrarán que la emotividad reside en una capa mucho más profunda del ser humano, y aquí se establecerá el vínculo entre los tres personajes.

    Las relaciones entre ambos están descritas con sinceridad, pero con pudor. Sin estridencias. Con elegancia y armonía, gracias a un modo de narrar que mezcla la transparencia con un arraigado sentido de la proporción. De ella apenas llegamos a conocer su nombre, su elevado sentido del deber. Su fortaleza y fragilidad. En el modo de pensar de la protagonista podemos percibir particularidades de la mentalidad japonesa en su modo de entender el trabajo, las relaciones personales, los vínculos afectivos y el papel de una mujer, madre soltera, en una sociedad conservadora. En la figura del niño anticipamos la adolescencia de un contexto que se abre, se occidentaliza y deja atrás convenciones propias de una generación anterior. El profesor, por su parte, encarna la soledad de una vejez sin memoria, y la sencillez de un fuerte talento silenciado y olvidado, al margen de lo que pueda considerarse un perfil brillante o de éxito.

    Con este material se construye la novela. Su autora, YOKO OGAWA, es capaz de narrar una historia aparentemente sencilla con esta profundidad insospechada que termina por provocar empatía. El lector acaba por formar parte de este particular triángulo, por tomar partido y por defender al indefenso profesor y el marco inestable que protege su vida.

    Una lectura recomendable para degustar sin prisa, dejándose implicar y convencer de que las grandes historias no siempre vienen en un envoltorio ostentoso.