lunes, 28 de junio de 2010

Emociones dominantes en tus mensajes

La mayor parte de los conflictos personales con que nos enfrentamos cada día tienen que ver con la incapacidad para transmitir exactamente lo que deseamos. Grandes enfrentamientos o diferencias de posición resultan no estar tan separadas cuando escuchamos a los diferentes interlocutores. ¿Por qué entonces nos percibimos tan alejados? ¿Y cuanto más alejados nos vemos... más radical resulta nuestra posición?¿Qué emociones entran en juego? ¿Y cómo nos afectan en este proceso complicado que es el 'entenderse'?

Por lo que he podido observar, con el paso del tiempo y la voluntad firme de descubrir qué es lo que falla en tales casos, hay una tendencia personal casi automática a reducir la expresión de nuestras emociones a un catálogo muy limitado de ellas. Es decir, cuando nos sentimos frustrados por diferentes motivos (tristeza, impotencia, desesperanza, ansiedad, miedo...) solemos transmitir una única emoción dominante que es la que nuestros interlocutores captan en primer término y que condiciona un alto porcentaje de nuestro mensaje.

De este modo, no es raro observar a personas que siempre parecen estar enfadadas. O a esas personas que solo parecen pasar de la alegría a al hundimiento.

El enfado es una de las emociones más frecuentes y más potentes; es la versión doméstica de la 'ira' y en un entorno cotidiano esconde muchos sentimientos que, sin darnos cuenta, escondemos a nuestro interlocutor.

En la pareja es muy común que uno termine "regañando" a otro, en lugar de explicarle que su frustración proviene de sentirse triste, desanimado, agobiado o abandonado. El otro suele asumir mejor este rol de ser "regañado" y actúa en consecuencia, de una manera infantil, culpable y pasiva.

Creo que un ejercicio útil para mejorar la comunicación interpersonal en esta línea es, precisamente, el tratar de expresar con palabras claras y concretas cuál es nuestro estado de ánimo, sin dar por hecho que se percibe de manera implícita. Decir cómo nos sentimos, en lugar de adoptar el rol automático que nos asigna esta emoción dominante que puede limitar la capacidad para ser bien interpretados, comprendidos y, por qué no, apoyados.


martes, 15 de junio de 2010

Entrevista a Cassandra Clare

El sábado dediqué la mañana a acercarme a la Feria del Libro de Madrid para tener un breve encuentro con Cassandra Clare, autora de 'Cazadores de sombras', una serie de libros de ficción para jóvenes que se ha convertido en un fenómeno de masas similar al de 'Harry Potter' y 'Crepúsculo'. Son libros que narran aventuras adolescentes en un mundo oculto, plagado de vampiros, demonios y seres fantásticos, todo con una estética gótica y urbana, ambientado en los rincones oscuros de Manhattan.

La obra ha despertado el interés de miles de fans esperando la siguiente entrega (la última de esta saga) y la segunda familia de novelas que la autora va produciendo de manera simultánea, enmarcada en la misma temática y contexto.

La entrevista será publicada por DELIBROS, revista especializada en el sector de la edición, en los próximos meses. Yo solo puedo decir que la lectura del primero de los tomos de esta serie me ha enganchado lo suficiente, y que la conversación con su autora ha estado plagada de sentido común, mucho oficio de 'escritura' y un gran olfato para manejar la promoción 'multitarea' de su obra.

Acompañada por el personal de la editorial, esta mañana iniciaba así una agenda llena de citas con periodistas, blogueros, lectores y verdaderos fans. Todo orquestado con mucho acierto por las personas del gabinete de prensa y marketing, de las que puedo decir que desarrollan una labor impecable: han estado atentas, facilitando el trabajo en todo momento, ayudando, implicándose lo justo y dejándome toda la libertad necesaria para que mi conversación con Cassandra fuese fluida.

Me ha hecho gracia confirmar que esta necesidad nueva de orquestar la promoción teniendo en cuenta el papel de los 'social-media' nos está pillando a todos muy desubicados: no tenemos aún, en los gabinetes de prensa, un protocolo establecido, y vamos improvisando. La editorial inauguraba así un sistema de promoción en el que los blogueros tuviesen cabida pero sin menospreciar a los medios tradicionales. El resultado: mucho trabajo añadido, mucha observación para poder analizar y reaccionar sobre la marcha.

Es decir, por mucho que nos den consignas desde los 'oráculos' de la comunicación corporativa, esto de las herramientas 2.0 nos han revolucionado el paisaje y aún tenemos mucho por delante para aprender a manejarlas.

Yo, por mi parte, me reafirmo en la idea de que la entrevista es uno de mis géneros preferidos, y me reconcilia en este 'amor-odio' que he desarrollado hacia el periodismo.