domingo, 30 de enero de 2011

LECTURAS :: 'Flavia de los extraños talentos'



Año 1950, Inglaterra. Un anciano viudo vive con sus tres hijas, la menor de las cuales es todo un personaje: Flavia. Con ella comienza este particular recorrido por una aventura policiaca  impregnada de un encanto único que emana de esta pequeña y portentosa niña.

Creo que se trata de uno de los mejores libros que he leído en mucho tiempo. Me parece redondo:  la historia que me habría encantado leer de adolescente, de niña, de joven, o de anciana. Un libro que me ha conectado con mi más profundo amor por la literatura. Una historia para disfrutar y compartir con su protagonista. Y es que... es tan especial cuando el personaje principal de una narración logra generar esta empatía que te implica a fondo en la historia...


Su argumento...

Flavia es la menor de sus hermanas y ha tenido que generar sus propios mecanismos de supervivencia para existir dentro de un ambiente descuidado: en un hogar sin madre, con un padre encerrado en sus propios mundos y dos hermanas mayores que solo ponen en evidencia las diferencias entre ellas y esta niña 'rara' que tiene una pasión absoluta que gobierna su vida: la QUÍMICA.

Flavia pasa sola la mayor parte del tiempo, pero esta soledad no pesa, porque su mundo está lleno de ideas, fórmulas, experimentos y, desde que un extraño visitante muere en el jardín de su casa tras decirle a ella sus últimas palabras, un entorno lleno de investigación y peligros.

Su padre es acusado del crimen y Flavia sabe que no puede ser cierto, así que usará su soledad como escudo para sumirse de lleno en la investigación de este asesinato, sorprendiendo con su inteligencia al inspector encargado del caso y haciendo las delicias de los lectores, que la acompañarán en sus andanzas.


Mi opinión...

Flavia es única. Ahora es parte de mí, de mis recuerdos literarios. Es una niña especial que se ha hecho un hueco propio en el complicado mundo de los personajes de ficción que llegan a tocarte, a sentarse a tu lado y llevarte de la mano por cada una de sus vivencias.

Las opiniones que he leído sobre el libro no son, sin embargo unánimes. Imagino que depende de las expectativas puestas de antemano en la novela. Quien esperaba una narración policiaca puede quedar descontento porque la trama es sencilla y no es una trama de intriga para adultos sino más bien para niños de 11-13 años. No creo que se busque dar la campanada por ahí, precisamente.
Y los que no terminan de encajar con la protagonista y su ambiente supongo que esperaban una historia y personajes más realistas o con otra dimensión más clara: o puramente infantil o 100% para adultos. Sin embargo, creo que el enfoque de Flavia es mucho más real de lo que podemos suponer. ¿Quién se recuerda a sí mismo de niño viéndose reducido al límite que te imponía la edad?¿No hemos sido todos, a veces, más adultos, dentro de nuestra propia lógica y coherencia, que las personas mayores que veíamos alrededor? ¿No hemos sentido que nuestra visión podía ser incluso más clara, en muchos aspectos, que la de nuestros mayores? Todo esto está recogido en el libro y para mí es la clave de un acierto pleno.

Pero por eso mismo el punto fuerte de la novela creo que está en lo inesperado. Porque no cumple al 100% con ninguna imagen previa que podamos habernos hecho, o ninguna clasificación por edades que nos facilite el trabajo de ubicarlo previamente. Por lo tanto, la historia de Flavia sigue su propio camino, muy peculiar, y tiene como punto de partida e hilo conductor el humor sutil, ingenioso y ácido con el que no parece tomarse las cosas demasiado en serio. Una postura sana y cuerda que me ha permitido reir de todo y disfrutar con las reflexiones y emociones de esta pequeña aventurera.



Otras opiniones...
Más información...

Parece que las aventuras de Flavia han dado lugar a toda una serie de libros de los que en España, de momento, solo tenemos traducido este primer volumen. Existe una web propia del personaje en la que puede seguirse la actualidad de su promoción, del trabajo de su autor y los hitos (premios, menciones) que este título va logrando.

miércoles, 12 de enero de 2011

Lo que todos leemos hoy: "La cena del miedo"

Da gusto ver expresado en palabras un concepto, una sensación o unas ideas que a muchos nos rondan por la cabeza sin tener la claridad mental suficiente o el don analítico adecuado para definirlo bien. Afortunadamente la red (abierta y generosa) nos brinda ocasiones para participar en un intercambio constructivo en el que estas voces claras manifiestan oportunamente ideas valiosas para dar un poco de luz  a temas tan crispantes como la Ley Sinde, y lo que existe de trasfondo: el complejo nuevo universo cultural que quiere regularse a lo bruto, sin entenderlo, aceptarlo o darle una oportunidad para hacer entre todos algo diferente. Algo mejor. Porque nos lo merecemos.

Amador Fernández-Savater, coeditor de Acuarela Libros, fue invitado a cenar con diversos profesionales del sector cultural y la Ministra, con el fin de debatir sobre el rechazo a dicha Ley.

En su post "La cena del miedo (mi reunión con la ministra Sinde)" expone de manera magistral ideas clave para poder entender matices en este complicado asunto. Creo que hoy todos estamos leyendo a Amador y respirando con cierto alivio al comprobar que, al menos, de 15 personas, una pueda aportar oxígeno, espíritu critico y un análisis constructivo que supere el miedo básico con el que parece abordarse la urgencia de una regulación improcedente y abusiva de una realidad a la que no se puede dar la espalda ni encorsetar para defender el enriquecimiento de quien no quiere evolucionar como el resto de mercados.

Os recomiendo su lectura.



Yo me quedo con estas ideas:


"Quien repase la lista de invitados concluirá enseguida que se trata del miedo a la crisis irreversible de un modelo cultural y de negocio en el que “el ganador se lo lleva todo” y los demás poco o nada."
"Fue plato único: miedo. El miedo lo impregnaba todo. Miedo al presente, miedo al porvenir, miedo a la gente (sobre todo a la gente joven), miedo a la rebelión de los públicos, miedo a la Red."



"Sólo palpé ese miedo reactivo que paraliza la imaginación (política pero no sólo) para abrir y empujar otros futuros. Ese miedo que lleva aparejado un conservadurismo feroz que se aferra a lo que hay como si fuera lo único que puede haber. Un miedo que ve enemigos, amenazas y traidores por todas partes."

"Me preocupa que quien tiene que legislar sobre la Red la conozca tan mal. [...] Me preocupa esa combinación de ignorancia y miedo, porque de ahí sólo puede resultar una cosa: el recurso a la fuerza, la represión y el castigo."



"Ciertamente, hay una pregunta que nos hacemos todos[...]: ¿cómo pueden los trabajadores de la cultura vivir de su trabajo hoy en día? Lo que pasa es que algunos nos preguntamos cómo podemos vivir los trabajadores de la cultura de nuestro trabajo pero añadiendo (entre otras muchas cosas): en un mundo que es y será infinitamente copiable y reproducible."


"Lo que hay aquí es una élite que está perdiendo el monopolio de la palabra y de la configuración de la realidad. Y sus discursos traducen una mezcla de disgusto y rabia hacia esos actores desconocidos que entran en escena y desbaratan lo que estaba atado y bien atado."


 

sábado, 1 de enero de 2011

LECTURAS :: 'La extraña desaparición de Esme Lennox'

Las historias sobre enfermedad mental, o especialmente, la parte de esas historias en la que toca decidir cuándo una persona está cuerda o no, en función de la comparación que pueda hacerse con el resto de personas, es un tema que me aterra. Nada es más arbitrario que el criterio con el que en un determinado momento alguien puede decidir lo que es 'normal' frente a lo que no lo es. Y si situamos esta decisión en un contexto marcado por el peso brutal de las convenciones y el orden familiar como estructuras infranqueables (principios de siglo), el miedo a que este juicio subjetivo marque la expulsión de alguien de la sociedad cobra un peso mayor y se convierte en una verdadera pesadilla.

Maggie O'Farrell se ha atrevido a tratar este tema con la suavidad de un relato sin estridencias ni emociones desbocadas. La protagonista, Esme (Euphemia Lennox), es una anciana que ha vivido recluida en un centro psiquiátrico de Edimburgo desde su adolescencia: exactamente sesenta y un años, cinco meses y cuatro días. El cierre del centro lleva a los responsables del mismo a contactar con su familiar más cercano, Iris, la nieta de su hermana, que no sabe nada de su existencia.

Esme irrumpe así en la vida de la joven con la actitud quita y serena de quien lleva toda una vida resignada y apartada de todo. Detrás de este encierro hay una historia doméstica sin apenas relevancia... una adolescencia ligeramente rebelde, la incapacidad de su familia por entender estos pequeños matices de diferencia que marcaban su personalidad y tantos otros detalles que fueron suficiente para calificar a Esme de desequilibrada y apartarla así de la familia y de una vida normal... Para siempre.

La historia, sin embargo, ha dado un giro inesperado y la anciana mujer se ve ahora libre, con un pasado borroso y robado, una historia que explicarse y explicar, una edad que la lleva a estar fuera de toda reinserción y una conexión muy liviana con la poca familia que le queda. 

Pero las historias no siempre son lo que parecen y la tranquilidad de Esme traerá consigo revelaciones y datos que completarán el mapa agujereado del pasado de Iris. Nada espera de este reencuentro y nada parece esperarle a ella, que se ve agobiada con una carga semejante sin saber cómo gestionarla. El choque entre la vida desarraigada de Esme y la vida llena de parches de su sobrina-nieta darán forma a este delicioso texto, tremendamente equilibrado, en el que la fuerza radica en las propia historia. 

Con un ritmo mesurado y un enfoque marcado por lo emocional, la protagonista nos ofrece su propia evolución interior ante los hechos que le 'caen' encima. Vamos descubriendo con ella cómo encaja la llegada de Esme, qué obligación inexplicable la lleva a aceptar esta herencia inesperada y cómo va aceptando la presencia de una mujer que, decididamente, no está loca. El peso de esta idea, con toda su crudeza, basta para hacer de la novela de O'Farrell un territorio que merece la pena explorar.

Como decía al comienzo, el tema me aterra. La capacidad para decidir qué es lo normal y qué es patológico, cuando hablamos de emociones, sentimientos y la mente humana, me parece un poder desmesurado y pone ante nuestras narices la claustrofobia de cómo un diagnóstico de locura puede exterminar toda una vida. Así, limpiamente, sin estrépito y tapado por el oscuro velo de las convenciones sociales y los secretos de familia, una censura atroz es capaz de arrasar con quien no se adapta a un marco de convenciones infranqueable.

Su autora es todo un hallazgo, una joven escocesa que da forma a su cuarta novela con maestría y que es comparada con Katherine Mansfield por el 'Literary Review'. El libro destila una capacidad narrativa plena y mucha agudeza para la definición de los personajes, que van generando empatía con el lector y ganando así la implicación en sus páginas. 

Lo recomiendo.