martes, 7 de diciembre de 2010

Y pudimos bautizar a los 'RATONES ASUSTADOS'

Después de muchos nervios, de trabajo por parte de la editorial para tenerlo todo listo a tiempo, de la colaboración de los amigos que hicieron un esfuerzo por acudir y participar, y especialmente del compromiso que tuvo Neus Arqués con nosotros para que ni el frío ni su apretada agenda le impidiesen acompañarnos, ¡¡PRESENTAMOS 'RATONES ASUSTADOS'!!

El local escogido resultó todo lo bohemio que yo suponía y nos regaló un ambiente cálido de participación, creación y mucha afición por la literatura.

Unos minutos antes de comenzar, tuve el gusto de charlar con Neus Arqués, con quien hasta la fecha solo había compartido un contacto 2.0 (mail, blog, etc.) Resultó una persona encantadora y una profesional de mucha categoría. Conversamos sobre literatura, la experiencia de escribir y, especialmente, la de compartir con los lectores; sobre el cambio que va llegando al sector editorial y el futuro que nos espera... Me hizo comprender, una vez más, que detrás de toda vocación o arte, lo que diferencia a un profesional de otro es el 'oficio'. Neus sabe de lo que habla porque trabaja a diario en este ámbito. Ambas coincidimos en creer que la literatura no dejará jamás de ofrecer un hueco a los autores, aunque proliferen; aunque los libros cambien de formato y los intermediarios tengan que reinventarse. Pero precisamente dimos en señalar esta clave: el papel del editor... cada vez más centrado en una misión de dotar de visibilidad a las obras que representa. Todo un gusto conocer el enorme fondo que Neus trae sobre este tema.



Y ya reunidos todos alrededor de las mesitas, tomando un refresco o un café, empezó el acto con la presentación de la editorial, cuya intervención quiso destacar el papel casi heróico de empresas que apuestan por la creación desde sus orígenes, dando voz a autores noveles y mezclando géneros y temáticas.

Neus estuvo fantástica... Para ella lo más destacado del libro es la oportunidad de poner de manifiesto la invisibildad de la protagonista, a través de su incapacidad para hablar. Y supo captar perfectamente una constante de la historia... la difícil relación de la protagonista con las mujeres de su vida. Un elemento esencial y tal vez más frecuente de lo que creemos.

No puedo dejar de recomendaros que sigáis su blog y que os hagáis con alguno de sus libros. Yo estoy acabando 'Una mujer como tú'  y empezaré, 'Todo tiene un precio' (aún no sé si es narración 100% o esconde algo más, porque ella siempre sorprende en sus páginas. Ya os contaré.

A mí me dio apuro hablar de mi libro, como siempre. Es complicado darle importancia a algo que todavía tiene que superar la prueba de fuego que es enfrentarse cara a cara con el lector. Ellos son quienes podrían opinar y quienes completarán este círculo que es la creación literaria: cuando el mensaje sea interpetado y llegue o no llegue a decir eso para lo que fue creado.

Por eso precisamente me limité a comentar cuál fue el proceso de creación de la novela y les expliqué a mis amigos que para mí la clave de la historia es que no llegamos a ella a través de una suma de hechos (una trama al uso), sino mediante la descripcion de los sentimientos de la protagonista. Un hilo que va desenredándose a medida que ella cumple con su terapia de escribir cada día unas páginas para su psicólogo. Ella se irá encontrando y nos irá dejando ver qué hay detrás de esta angustia que le ha dejado sin voz.



Tras esta intervención, la participación del público: seis amigos leyeron en primicia el libro y seleccionaron un párrafo que les llamó la atención.  Fue estupendo recorrer estas páginas que yo cree en silencio, a través de las voces de Susana, David, Eva, Paco, Pilar y Nacho. De este modo creo que el texto queda en manos de sus verdaderos dueños... los lectores, el público, las personas que van a asomarse a esta historia con la intención de dejar parte de ellos mismos en este recorrido intimista por las emociones de Lara. Imperfecta. Asustada. Como un ratón. Como todos, quizás.


Si os apetece leer el libro, podréis encontrarlo dentro de una semana más o menos (por encargo, ya sabéis que los libros poco conocidos hay que pedirlos) en LA CASA DEL LIBRO.





Y, para no tener que esperar a tenerlo, directamente desde la web de la editorial:






¡¡Espero vuestro 'feedback'!!

jueves, 18 de noviembre de 2010

Próximo día 30 de noviembre

Presentación de mi último libro...

martes, 30 de noviembre, 20:00h
Café-concierto La Fídula. C/ Huertas 57, Madrid

La presentación correrá a cargo de NEUS ARQUÉS, escritora y especialista en marketing.



Espero que os guste.

viernes, 22 de octubre de 2010

190º, una revista muy especial


Si buscas en Google "190º", los primeros 5 resultados te llevan a información sobre una nueva publicación online. Esto es todo un logro para una revista digital que lleva un dos meses de vida. Es la potencia de la red… del buen trabajo que hay detrás y del talento. Una de las historias de tenacidad y confianza en un proyecto propio, precisamente cuando tan difícil es encontrar esta motivación en un mundo cada día más sobrecargado.





La imagen de la portada ya inspira calidad… Un cuidado diseño y una personalidad muy clara. Su número 1 (publicado en septiembre) ha alcanzado ya las 19.000 visitas, tiene perfil en facebook (alrededor de 300 seguidores) y en twitter (@magazine190), como no podía ser de otro modo. Su título es, también, un ejemplo más de ingenio y capacidad comunicativa: no basta con dar un giro de 180º… hay que ir más allá, a 190º… para buscar una identidad y una imagen. En definitiva, es la revista que apetece leer y hojear. Un lugar en el que mezclar ideas sobre diseño, moda, decoración, estética… Con buen hilo conductor, con muy buena maquetación, una legibilidad perfecta, cómoda… Un producto atractivo.

=> Échale un vistazo


Detrás de la revista está Nuria Pampliega, diseñadora gráfica de 23 años. Tiene las ideas claras y una vocación enorme por desarrollar sus conocimientos sobre diseño gráfico, imagen, comunicación, moda y estética. Nuria puso en marcha su blog, como tantos otros, pero le quedaba la necesidad de hacer algo más… necesitaba diferenciarse, ofrecer un producto más personal, muy cuidado… con mucho por decir, y una forma exquisita de plasmarlo. De ahí surgió la revista, y los bloggers se hicieron eco enseguida, gracias a esta red tan proactiva donde todo se cuenta, todo se transmite y la información vuela veloz.

Yo no pude esperar a pedirle a Nuria si podría contestar alguna de mis preguntas para hablar de su proyecto en mis dos blogs, así que os  ofrezco el resultado de esta charla. Por primera vez, mis dos blogs se dan la mano y encadeno contenidos… Una prueba más de cómo esta atractiva publicación es capaz de satisfacer dos facetas complementarias: el gusto por el diseño y la imagen, y el análisis de un ejemplo exitoso de comunicación online, muy actual, muy fresco, pero muy profesional, también.

Espero que os guste la entrevista, y no dejéis de estar atentos al próximo 2 de noviembre, cuando podremos conocer los contenidos del segundo número de 190º.










P: ¿Cuánto tardaste en poner en marcha el proyecto?, ¿desde cuándo te rondaba en la cabeza la idea de la revista?
R: La idea comenzó hace poco, a finales de mayo de este año. Tenía el blog creado desde hacía un año y medio aproximadamente pero lo tenía abandonado por falta de tiempo. Me pasaba horas y horas mirando espacios de otras chicas y cuando por fin tuve un poco de tiempo libre, retomé el blog. Como no tenía mucha gente que me siguiese, pensé en hacer algo… diseños, colaboraciones con artesanas, con tiendas… hasta que pensé… ¿Y una revista? Y tiré para adelante con la idea.

P:¿Por qué una revista con el formato clásico de ‘papel’ pero en versión online?
R: La idea de que fuese online… no fue algo que yo eligiese, me es imposible sacar una revista impresa porque se necesita mucho dinero para imprimir una cantidad “decente” de revistas, voy a imprimir una tirada muy pequeña para dar a los colaborades de este primer número como señal de agradecimiento, de momento todos los gastos que acarrea la revista (registro de imagen, impresión de una pequeñísima tirada, envio…) corren por mi cuenta.

P: ¿Cuál es tu perfil profesional?
R: Soy diplomada en Diseño Gráfico, por lo que el mundo del diseño me apasiona, en todos sus aspectos…gráfico, decoración, diseño industrial, diseño de moda… Además, la escritura siempre ha tenido un papel importante en mi vida, me gusta mucho escribir y me relaja. Trabajo desde hace algo más de un año como diseñadora gráfica, pero siempre me gusta hacer cosas al margen del trabajo donde poder definir mi estilo más personal.

P: ¿Quiénes forman tu equipo?
R: Alicia, que se encarga del reportaje de “Un estilo…Un lugar” Doris, que en este primer número ha escrito el artículo a Artemar como jóvenes emprendedores y The house of Chic and Cheap, que llevan el artículo de tendencias. Esos son los fijos, luego esperamos contar con Santi como fotógrafo, con Ángela como maquilladora (que ya han participado en este número) e iremos incorporando gente nueva para nuevas secciones que estamos pensando para este Segundo número. Finalmente quedo yo, que me encargo del diseño y maquetación, coordinación, realizo algunos reportajes… un poco de todo vaya.

P: ¿Qué momento crees que se está viviendo ahora el ámbito de la comunicación?
R:  Yo creo que se está viviendo un momento bueno, al menos en el área gráfica: cada vez tiene más importancia la publicidad y la calidad de los diseños. Aunque aún queda mucho camino por recorrer.

P: Parece que ahora tenemos todas las posibilidades para llevar a cabo cualquier proyecto, pero por otro lado, tenemos la maldición de "la invisibilidad", en un entorno tan sobrecargado de producción. ¿Cómo se supera esta coyuntura para seguir adelante en el desarrollo de una idea?
R: Cuando tienes una idea, pienso que tienes que llevarla a cabo, nunca hay que tener miedo ni pensar “Para qué me voy a molestar, si nadie lo va a ver…” Por intentarlo no se pierde nada, tú pones todo tu esfuerzo e ilusión en tu proyecto y poco a poco, sin que tú te des cuenta, él mismo se va difundiendo por los diferentes medios. La fuerza te la dan los colaboradores cuando te proponen ideas, cuando ves que las cosas van saliendo… y sobre todo, la gente que está detrás de sus pantallas, es increíble todo el apoyo que recibes de esas personas que no te conocen de nada. ¿Lo mas duro de vencer? No sabría decirte… si tienes ganas e ilusión, no tienes obstáculos. Yo trabajo 8 horas diarias y después, me pongo a trabajar en la revista, hay días que paso más de 12 horas delante del ordenador... pero como disfruto con ello, no es ningún problema.

P: ¿Qué blogs te inspiran?
R: Todos, cada uno me aporta una cosa, no tienes que limitarte solo a unos, tienes que seguir viendo y viendo, porque de todo se aprende.

P: ¿Qué encuentras en los blogs que no hay en otros medios de expresión?
R: En los blogs se encuentra cercanía a la persona que publica, es como cuando quedas con una amiga y te cuenta sus cosas, solo que a esa blogger, probablemente no la conozcas de nada más que de ver sus fotos en el blog. Es genial ver como cada persona ve la vida y lo refleja en su espacio.

P: ¿Qué futuro diseñarías para tu revista?
R: En realidad no quiero tener grandes miras para un futuro, con que sigamos con la misma ilusión y la gente nos siga, es suficiente, el resto si tiene que llegar, llegará. Me gustaría, eso sí, poder contar con patrocinadores que nos aporten algo de dinero para poder imprimir mayores tiradas y poder repartir las revistas a todos nuestros seguidores.

P: ¿Quiénes quieres que sean tus lectores?
R: Quiero que la lean los que de verdad disfrutarían leyéndola u hojeándola, quiero que la lea todo aquel que sienta curiosidad y le apasione este mundo, aquel que valore todo el esfuerzo que conlleva.

P: El primer número destila calidad y buen gusto... ¿qué elementos estéticos habéis escogido para transmitir esta imagen?

R: Lo que he querido mantener en todas las hojas es orden, coherencia y espacios en blanco, la gente los teme, y yo, en todos mis diseños, soy partidaria de ellos.

P: ¿Qué tecnología utilizáis para su creación y composición?
R: Utilizamos programas de maquetación y retoque fotográfico, lo habitual en estos casos, nada especial.

domingo, 17 de octubre de 2010

LECTURAS :: 'Diario de un ama de casa desquiciada'

[de Sue Kaufman]



Escogí este libro como lectura muy recomendable por formar parte del conjunto de títulos que ofrece Libros del Asteroide, una editorial que está desarrollando una labor increíble editando en castellano obras fundamentales de los últimos 60 años hasta ahora sin traducción a nuestsra lengua. El argumento también reconozco que me atrajo desde el principio... Últimamente vivimos una recuperación de estética, imagen y recuerdos de casi todas las épocas... como si reinventarse fuese lo único que nos queda. Como si existiese la necesidad de retomar iconos y elementos que han quedado en nuestro bagaje visual, cultural y metafórico. En esta mirada atrás, el tema femenino da mucho juego. Las mujeres tenemos una especial habilidad para sentirnos siempre 'en lucha' y esta búsqueda de un lugar en el que quedarnos nos lleva a analizar el pasado, comprarlo con el presente y soñar, tal vez, el futuro.

'Diario de un ama de casa desquiciada' tiene la habilidad de convertir la preocupación, sentimientos y desorientación de una mujer 'tipo' de clase media-en-ascenso, del Nueva York de los 60's, en algo completamente vigente para cualquier mujer, independiemente de su época.

Según he ido leyendo este diario que escribe Tina Balser, una sofisticada ama de casa de Manhattan, me he ido acordando de mi madre, de mi abuela, de mis vecinas, de mis amigas... ¡¡de mí misma!! como si, independientemente de lo que cada una hemos vivido y el enfoque que nuestra cultura y sociedad nos ha regalado, existiese algo atávico que nos une, nos identifica y, aunque nos dé mucha rabia, nos condena a repetir, tal vez, nuestras servidumbres una y otra vez, por más que pasen los años y aunque los hombres, que 'no nos entienden', se adapten a nuevos roles mucho más cómplices y equilibrados.

Tina tiene todo lo que habría podido soñar: un hogar perfecto dotado de las mayores comodidades y ubicado en la ciudad que adora y que le permite tener una vida cosmopolita y urbana; un marido triunfador que se encuentra en plena efervescencia profesional y social; dos hijas estupendas, a las que ofrecer todo tipo de comodidades y sofisticaciones; una criada de confianza en quien apoyarse para llevar al día su hogar y una vida social que también despega gracias a su mejor posicionamiento económico en un país y una época en la que el sueño americano parece premiar a quien entra en el juego de hacerse un nomre. Pero algo falla en este cuadro perfecto... Tina no se encuentra bien. No es feliz. Ante nuestros ojos, gracias a las páginas que escribe para no volverse loca, discurren los días entregados a poner en orden un sistema en el que, en el fondo, no cree. Su marido se vuelve un extraño con una personalidad elitista, frágil y volcada hacia una causa que le supera. El cuidado del hogar le exige cada minuto de su tiempo, y es imposible atender a todo y que todo funcione como un reloj. Vivir en este ambiente asfixiante de coladas, recados, gestiones, logística e intendencia, deja a Tina sin mayor aspiración que ser la esposa ideal que ha diseñado su esposo para esta vida de anuncio que se esfuerzan en tener. 

Tina tiene miedo de volverse loca. Y su marido exige que se centre, que sea una mujer cuerda porque no hay nada que pueda justificar que ella no siga adelante con este guion que tanto esfuerzo conlleva. 

Los 'informes' de la protagonista (es así como llama a las entradas de su diario) nos van lanzando guiños de complicidad y terminamos por entender cómo se siente, por qué quiere escapar y cuánta imperfección hace falta para alcanzar lo que probablemente se acerque más a la felicidad.

Os recomiendo su lectura, especialmente a las mujeres, aunque me encantaría saber qué impresión puede provocar el libro en un hombre. Sé que en nosotras despierta esta empatía tan atemporal que os comentaba al comienzo, pero no sé qué puede sugerir al otro género. 

En sus páginas es delicioso ver reflejado un ambiente muy clásico de la literatura y sociedad de la época. Coincide, como la serie 'Mad Men', en sacar a la luz las claves e hipocresía social que se encierra en un modelo de familia muy publicitario, en el que la mujer empieza a rebelarse aunque es una rebelión silenciosa, que empieza por dentro, por ella misma. 

También me hizo recordar el libro 'Lo mejor de la vida', de Ronda Jaffe, una visión femenina de esta misma época, centrada en el mundo laboral, donde también se comparten claves y una distancia aún enorme con la figura del hombre.


Los dos libros tienen la capacidad de hacer reales una visión y una crítica audaz a modelos inexpugnables de los que nos muestran su tremenda fragilidad, gracias a la perspicacia de sus autoras.

domingo, 12 de septiembre de 2010

LECTURAS :: 'La mecánica del corazón'


Durante la noche más fría de la historia, en lo alto de una colina, en Edimburgo, nace el pequeño Jack, con el corazón parado. Para que sobreviva, debe ser sustituido por un reloj de madera. A partir de entonces empieza la aventura de este frágil personaje al que acompañaremos en su lucha contra el amor, esa emoción tan potente que puede arrasar su débil maquinaria. Ya se lo dijo su madre adoptiva: 

Primero, no toques las agujas de tu corazón. Segundo, domina tu cólera. Tercero, no te enamores jamás de los jamases. Si no cumples estas normas, la gran aguja del reloj de tu corazón traspasará tu piel, tus huesos se fracturarán y la mecánica del corazón se estropeará de nuevo.

Pero Jack encontrará muy díficil seguir estas reglas que garantizan su supervivencia. El amor le golpeará de lleno y deberá elegir entre sufrir sus consecuencias o resistirse a él. La fábula de este pequeño niño que se hace grande mientras es golpeado por el dolor nos hará sentirnos niños de nuevo y nos hará descubrir que también nosotros hemos tenido en algún momento una maquinaria frágil en el pecho que se averió y nos hizo peligrar al caer en las llamas del amor.
Su autor, Mathias Malzieu (Montpellier, 1974), ha logrado crear un mundo de fábula poblado por personajes mágicos, algo deformes, necesitados y frágiles. Todos ellos construyen este peculiar entorno en el que las emociones golpean y se abren camino entre engranajes de circo y feria.

Se trata de un libro calificado como 'cuento para niños grandes', ese difícil género que a veces nos puede generar prevención. Sin embargo, es justamente esto lo que encontramos en sus páginas, una lectura diferente para ser descifrada con las claves de nuestro propio bagaje emocional. Un repaso por las emociones más potentes y destructivas. Un relato cruel y desnudo, que sin embargo está plagado de ternura. 

Precisamente en próximas fechas, se presenta el siguiente libro de su autor, 'La alargada sombra del amor', una nueva entrega de esta aproximación fantástica a los sentimientos, debilidades y fortalezas de los frágiles seres humanos, siempre expuestos a ser devastados por la maquinaria terrible del corazón.






www.lamecanicadelcorazon.com



leer en el libro



Dentro del Libro

domingo, 29 de agosto de 2010

LECTURAS :: 'El viajero del siglo'

Siempre es un placer descubrir nuevos autores. El libro de Andrés Neuman llegó a mis manos como un regalo el pasado 23 de abril, y este verano se ha convertido en una lectura deliciosa.

El protagonista, Hans, es un intelectual del siglo XIX, que hace una parada en su viaje para pasar la noche en Wandernburgo, una ciudad entre Sajonia y Prusia. Algo tiene esta misteriosa ciudad que sus calles te atrapan. Nunca llegas al mismo lugar por la misma ruta, y este encanto y vida propia de sus calles, junto a la tranquila y monótona vida de sus gentes, se convierte en una red imperceptible que impide a los viajeros marcharse de allí.

"Aquí llegan viajeros, perdidos, solitarios, gente que iba a otros lugares. Y todos, Hans, se quedan. Ya te irás acostumbrando. Lo dudo mucho, dijo Hans, yo estoy de paso. Ya te irás acostumbrando, repitió Álvaro, yo llevo de paso aquí más de diez años"

Hans, por lo tanto, se ve atrapado por la amistad que va surgiendo con un viejo organillero, un comerciante español... y Sophie, una joven encantadora que le incorpora a las tertulias de su salón. En poco tiempo, Hans forma parte de esa ciudad que no deja de ser una ciudad de tantas, en la que las ideas conservadoras ganan terreno a las progresistas y en la que él vivirá el amor imposible por Sophie, prometida a uno de los hombres más importantes de Wandernburgo.

Como bien descibre su solapa, la novela permite mirar el siglo XIX desde la mirada del XX. Todo en la novela evoca el final de una época y el surgir de ideas que cambiarán el múndo. El antiguo orden social, la distancia entre las clases, se verán alterados cuando estas ideas tomen cuerpo y se materialicen en un convulso nuevo siglo. De momento, las gentes de la ciudad son objeto de estos prejuicios e ideas anticuadas sobre las relaciones personales, y en este ambiente Hans y Sophie buscarán las claves de su amor, intercambiando complicidad y elevando a la mujer a un papel activo, reinvidicativo y pionero en los orígenes de lo que será su posterior emancipación.

Me enganché a la lectura pero sólo cuando dispuse de días largos y sin prisa. No es un libro ágil. No es una lectura rápida. Es un material que debe fluir sin esperar grandes momentos de acción y que tiene un inicio largo y más espeso. Solo cuando entras en la relación de Hans con los lugareños y se forjan sus relaciones, empiezas a disfrutar con el relato, por lo que conviene darle este margen antes de juzgar el libro. 

Para mí ha sido un descubrimiento porque no conocía a su autor, nacido en 1977 en Buenos Aires pero criado en Granada, quien obtuvo con esta obra el Premio Alfaguara de novela 2009. Me conquistó su habilidad técnica y su oficio. Un narrador ágil, entrenado, capaz de dosificar acción y reflexión con acierto gracias a una estupenda intuición narrativa.

lunes, 26 de julio de 2010

Nunca estás suficientemente actualizado

Cualquier tema que tenga que ver con la información termina dejándote con la sensación de que llegas tarde. Si das el salto al ámbito instrumental y piensas en tecnología, la sensación es la misma: nunca podrás acertar al 100% porque si consigues el equipo que te hace falta o que te va a solucionar una parte de tu trabajo, tendrás que sufrir el temor de que pronto sea superado por otro mejor.

Los adictos a los gadgets electrónicos somos neuróticos a la hora de escoger la herramienta y el momento adecuado para conseguirla: los 'early birds' tienen el peligro de cargar con todos los primeros fallos que resultan de no haber testeado correctamente el producto; si dejas pasar un pelín de tiempo... empiezas a sospechar que habrá mejoras o pequeñas adaptaciones... Pero cuando ya lo tienes decidido y te equipas con aquel producto que tanto has deseado... vuelven de nuevo a surgir rumores de un próximo cambio, una renovación y mejora.

A mí me ha ocurrido con el iMac. Dí el salto a esta plataforma con mi Macbook Air. Estaba buscando un ordenador ligero, apto para llevarlo de un lado a otro, y me pareció un buen momento para probar si me adaptaba al sistema de Apple. Fui una más de esa larga serie de usuarios que cuando muerden la manzana no desean usar otra cosa. Mi experiencia switcher fue, por lo tanto, completamente exitosa. Tanto, que el ligero 'Air' no me servía como segundo portátil (que es su uso recomendado) sino como ordenador principal. Y se me quedaba pequeño. Un disco duro muy limitado y poco rendimiento. Al tenerlo lleno, esto se notaba mucho más y solo con tratar de reproducir vídeo a la vez que intentaba navegar por Internet y postear hacían que el pobre no diese de sí.

Estuve 1 año detrás de su hermano... un iMac. Era mi opción preferente. Un ordenador 'de base' para tenerlo todo centralizado, y el pequeño Air solo para los desplazamientos y el trabajo diario. ¡Cuántas horas pensando si sería una buena compra! ¡Cuántos simulacros de pedido en la Apple-Store! en los que al final abandonaba el carrito o dejaba el pedido guardado. Incluso me llamó un comercial para ayudarme a dar ese último 'empujoncito'. Pero no era el momento. No quería hacer el gasto, o quería hacerlo equipando al bicho con una impresora + una Time Capsule... Demasiado.

Al final me decidí a comprarlo este verano. Sin impresora. Sin Time Capsule (de momento). A secas y a plazos, como todo asalariado que vive al día y de milagro.

Mi 'pequeño' llegó a casa perfecto, impecable y precioso. Es una gozada perderse en sus 27 pulgadas y tener que hacer recorridos interminables con el brazo para poder hacer 'Exposé' en las esquinas de su pantalla. Aún estoy reordenando mi vida digital, una de las grandes tareas que tenemos por delante casi todos, pero voy sacando horas y reorganizando la biblioteca, los archivos, la personalización de las aplicaciones...

Pero aún no me he hecho del todo con él, aún no lo siento plenamente 'a punto' cuando me desayuno con la noticia de que PARECE QUE APPLE ESTÁ PENSANDO EN ACTUALIZAR LA GAMA iMac.



¡¡¡Agggggggggggghhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!

No puede ser verdad.
¿Ya? ¿Cuándo? ¿Cómo? y ¿Por qué?
Sé que todos los macniacos ardemos de deseos en ver y percibir novedades en el catálogo de productos de nuestros gurús pero... Madre mía el vértigo que da esto de que la modernidad dure tan poco.

En fin, celebraré cualquier avance en los primos de mi pequeño, pero creo que para mí son mejoras que tardarán en llegar, puesto que aún le auguro una larga y, espero que próspera, vida a este bicho.

lunes, 28 de junio de 2010

Emociones dominantes en tus mensajes

La mayor parte de los conflictos personales con que nos enfrentamos cada día tienen que ver con la incapacidad para transmitir exactamente lo que deseamos. Grandes enfrentamientos o diferencias de posición resultan no estar tan separadas cuando escuchamos a los diferentes interlocutores. ¿Por qué entonces nos percibimos tan alejados? ¿Y cuanto más alejados nos vemos... más radical resulta nuestra posición?¿Qué emociones entran en juego? ¿Y cómo nos afectan en este proceso complicado que es el 'entenderse'?

Por lo que he podido observar, con el paso del tiempo y la voluntad firme de descubrir qué es lo que falla en tales casos, hay una tendencia personal casi automática a reducir la expresión de nuestras emociones a un catálogo muy limitado de ellas. Es decir, cuando nos sentimos frustrados por diferentes motivos (tristeza, impotencia, desesperanza, ansiedad, miedo...) solemos transmitir una única emoción dominante que es la que nuestros interlocutores captan en primer término y que condiciona un alto porcentaje de nuestro mensaje.

De este modo, no es raro observar a personas que siempre parecen estar enfadadas. O a esas personas que solo parecen pasar de la alegría a al hundimiento.

El enfado es una de las emociones más frecuentes y más potentes; es la versión doméstica de la 'ira' y en un entorno cotidiano esconde muchos sentimientos que, sin darnos cuenta, escondemos a nuestro interlocutor.

En la pareja es muy común que uno termine "regañando" a otro, en lugar de explicarle que su frustración proviene de sentirse triste, desanimado, agobiado o abandonado. El otro suele asumir mejor este rol de ser "regañado" y actúa en consecuencia, de una manera infantil, culpable y pasiva.

Creo que un ejercicio útil para mejorar la comunicación interpersonal en esta línea es, precisamente, el tratar de expresar con palabras claras y concretas cuál es nuestro estado de ánimo, sin dar por hecho que se percibe de manera implícita. Decir cómo nos sentimos, en lugar de adoptar el rol automático que nos asigna esta emoción dominante que puede limitar la capacidad para ser bien interpretados, comprendidos y, por qué no, apoyados.


martes, 15 de junio de 2010

Entrevista a Cassandra Clare

El sábado dediqué la mañana a acercarme a la Feria del Libro de Madrid para tener un breve encuentro con Cassandra Clare, autora de 'Cazadores de sombras', una serie de libros de ficción para jóvenes que se ha convertido en un fenómeno de masas similar al de 'Harry Potter' y 'Crepúsculo'. Son libros que narran aventuras adolescentes en un mundo oculto, plagado de vampiros, demonios y seres fantásticos, todo con una estética gótica y urbana, ambientado en los rincones oscuros de Manhattan.

La obra ha despertado el interés de miles de fans esperando la siguiente entrega (la última de esta saga) y la segunda familia de novelas que la autora va produciendo de manera simultánea, enmarcada en la misma temática y contexto.

La entrevista será publicada por DELIBROS, revista especializada en el sector de la edición, en los próximos meses. Yo solo puedo decir que la lectura del primero de los tomos de esta serie me ha enganchado lo suficiente, y que la conversación con su autora ha estado plagada de sentido común, mucho oficio de 'escritura' y un gran olfato para manejar la promoción 'multitarea' de su obra.

Acompañada por el personal de la editorial, esta mañana iniciaba así una agenda llena de citas con periodistas, blogueros, lectores y verdaderos fans. Todo orquestado con mucho acierto por las personas del gabinete de prensa y marketing, de las que puedo decir que desarrollan una labor impecable: han estado atentas, facilitando el trabajo en todo momento, ayudando, implicándose lo justo y dejándome toda la libertad necesaria para que mi conversación con Cassandra fuese fluida.

Me ha hecho gracia confirmar que esta necesidad nueva de orquestar la promoción teniendo en cuenta el papel de los 'social-media' nos está pillando a todos muy desubicados: no tenemos aún, en los gabinetes de prensa, un protocolo establecido, y vamos improvisando. La editorial inauguraba así un sistema de promoción en el que los blogueros tuviesen cabida pero sin menospreciar a los medios tradicionales. El resultado: mucho trabajo añadido, mucha observación para poder analizar y reaccionar sobre la marcha.

Es decir, por mucho que nos den consignas desde los 'oráculos' de la comunicación corporativa, esto de las herramientas 2.0 nos han revolucionado el paisaje y aún tenemos mucho por delante para aprender a manejarlas.

Yo, por mi parte, me reafirmo en la idea de que la entrevista es uno de mis géneros preferidos, y me reconcilia en este 'amor-odio' que he desarrollado hacia el periodismo.

domingo, 9 de mayo de 2010

La comunicación nos da alas... y nos las corta: "¿Todo cuenta?"


La ventaja y desventaja que supone vivir en una época en la que todo lleva una velocidad de vértigo es que tienes la posibilidad de analizar en tiempo real sobre fenómenos que surgen y evolucionan minuto a minuto, pero esta visión carece de la perspectiva que aporta el tiempo para contrastar y posar nuestras ideas efervescentes. 

Las actividades que desarrollamos en materia de comunicación prácticamente se lanzan al mundo sin reflexionar. Se improvisan, nos arrastran, y vamos suponiendo cosas, creyendo que sabemos lo que hacemos aunque, en el fondo, desarrollando también expectativas y miedos, porque el fenómeno nos supera.

En mi faceta de bloguera tengo la oportunidad de compartir ideas con personas muy diferentes. Mantener dos blogs de temática muy diferente (aparentemente...) me permite salir de un enfoque para calzarme las gafas opuestas y observar la misma realidad a través de otra mirada.

Hace poco leía el comentario de una chica (veinteañera) al respecto de su participación en la blogosfera. Ella había desarrollado un blog sobre una temática que le divertía pero según había ido avanzando en su publicación se había dado cuenta de una cosa: "¿y si todo cuenta?" Estaba en búsqueda de empleo y le pareció preocupante que en su candidatura a cualquier puesto fuesen a husmear en la red para descalificarla según llegase a la empresa la información indiscriminada que vamos emitiendo en formato 2.0.
"¿Y si no les gusta mi blog? ¿Y si localizan comentarios míos y les parece mal?" Esa era su principal preocupación. Y me parece razonable pensar así. Todos los que nos manifestamos a diario en algún medio de expresión personal tenemos estas dudas...

¿Hasta qué punto contamina nuestra imagen el que nos identifiquen vinculados a una u otra idea? De las cosas que hago en mi vida digital.. ¿cuáles serán negativas para poder presentarme candidata a un puesto de trabajo? ¿Con cuáles de estas actividades me abro puertas y con cuáles me las estoy cerrando? ¿Qué puertas son esas? ¿Son excluyentes?

He reflexionado mucho sobre esto y he leído opiniones diversas, pero no encuentro una respuesta satisfactoria. Todo está por hacer y todo está por ver.

Tengo, eso sí, mi propia intuición al respecto. Lo que me indica el sentido común, la observación y mis propios deseos:

Creo, según lo que voy viendo, que estamos en el comienzo de una nueva forma de relacionarnos que hace difícil establecer una frontera rigurosa entre lo que manifestamos a nivel personal y lo que queremos manifestar y mostrar en facetas diferentes y selectivas de nuestra vida. Los intentos por diferenciar ambas faceta son cada vez más inútiles. Hay dos tendencias en el límite, que son excesivas (como todos los extremos, claro): 

- Quien desarrolla un exacervado celo para preservar su intimidad, hasta el punto de obsesionarse con impedir que se muestre una sola foto de ellos, que nadie les cite, que no aparezca su presencia en ninguna herramienta de interacción online...

- Quien participa con una desinhibición completa en todo tipo de plataformas, mostrándose al mundo tal y como es, dejando una estela de instantáneas de su vida privada, de su vida social, de sus opiniones, ideas y manifestaciones, sin filtro.

El primer caso creo que cada vez es más irreal. Puede sostenerse, pero a costa de perderse muchas cosas buenas que están pasando en la vida social online. Además hay determinadas profesiones que impiden que esto sea viable: cada vez hay más facetas laborales que exigen tener presencia online, comentar, participar... Y en la sociedad de comunidades, participar implica compartir y ofrecer. No sirve ser un simple observador.

El segundo caso es muy propio de los más jóvenes... comienzan a utilizar la vida social online sin ningún pensamiento puesto en el futuro. Se manifiestan como lo que son, en una etapa de la vida en la que ser "tú mismo" te permite ganarte el respeto social de los tuyos. Lejos queda el momento en el que una empresa te pagará para ser "lo que ellos quieren que seas". Ahora esa idea huele a venderse, apesta a falsedad y no la contemplan. Ser auténticos les obliga a usar estos canales de comunicación con total libertad. Aún no hemos avanzado lo suficiente para ver si dejar rastros de esta etapa en la red es algo que querer evitar (¿os imagináis tener el vivo recuerdo de vuestra adolescencia grabado a golpe de link en la web? uffff).

Como suele ocurrir, el acierto tal vez se encuentre en las posiciones intermedias. No vamos a poder evitar tener presencia online, y va a ser difícil separar completamente facetas diversas de nuestra personalidad. Creo que ser conscientes de ello es el primer paso para que el uso de estas nuevas pantallas no nos dejen desprevenidos y mostremos una imagen de nosotros mismos que pueda ser perjudicial. Pero creo sobre todo que la mejor vacuna contra este exceso de presencia en la red es el exceso mismo. Es decir... hoy todavía puede llamar la atención de alguien el encontrar muestras de manifestaciones online de personas a las que tal vez tengan que entrevistar o considerar para un empleo o una contratación (uno de los temas que más preocupa), pero llegará el día en que esto será lo normal. Las personas habrán ido dejando senderos de comentarios, manfiestaciones, opiniones o imágenes, y esto dejará de ser tan relevante para que "cuente" a la hora de elegir o no a una persona para un determinado trabajo.

Llegará el momento en el que será normal estar presente en la vida online. Habrá casos en los que estas muestras de comportamiento tendrán interés, y habrá que dosificarse y saber que estamos dejando un rastro, pero precisamente por ello, la acumulación constante de este tipo de comportamientos hará que sea normal y que deba escogerse entre cuáles de estas manifestaciones hay que tener en cuenta o no.

Un ejemplo simplón podría ser la manifestación que tenemos en otras áreas de la vida: entre nuestros amigos, en nuestras comunidades de vecinos, en los grupos de ocio en los que participamos... No somos 'inocuos', dejamos rastro. Lo que cambia es la disponiblidad de este tipo de señas. Pero... más allá del simple acceso... ¿Os imagináis a un responsable de personal acudiendo a vuestros compañeros de hockey para preguntar si eres bueno jugando en equipo? ¿O preguntando a tu vecina si cree que estás más alineado con la derecha o la izquierda?

Cuando estas informaciones no sean relevantes, y siempre y cuando seamos conscientes de que vamos dejando huellas, entraremos en otra etapa en la que estar o no estar online dejará de ser una opción y dejaremos de verlo y sentirlo como un riesgo.

Premio 'Vale la pena'

La semana pasada, Martín Gómez, de EL OJO FISGÓN, concedió a este blog la mención/premio 'Vale la pena', lo que le agradezco enormemente.

Este tipo de menciones son especiales porque se trata de un reconocimiento que los blogueros hacen de aquellos blogs que siguen o leen, es decir, es una palmadita en la espalda que proviene de compañeros de vicio-digital. Esto para mí tiene un valor máximo porque cada día aprendo más de los autores de las bitácoras digitales que sigo. Los blogueros somos exigentes, somos constantes y nos gusta defender este paisaje de intercambio en el que todos nos enriquecemos, por eso ser leída y apoyada por el autor de un blog como EL OJO FISGÓN, y estando en una lista como la que él ha creado (con blogs que considero 'maestros') me da mucha alegría y me obliga a ponerme las pilas y tratar de hacerlo un poco mejor.

Ahora me toca a mí crear mi lista de 10 blogs preferidos. Sé que muchos ya tienen este tipo de menciones o referencias, y algunos son citados y requetecitados en mis listas de preferidos pero debo ser justa y citar aquellos que me inspiran y me enseñan, los que me hacen disfrutar y pasar un buen rato.

Allá van...

1.- Podemos hablar 
2.- Blog de Neus Arqués
3.- Territorio Creativo
4.- Memorias encontradas en una bañera
5.- La petite Claudine
6.- Carpe Diem
7.- Addenda et Corrigenda
8.- Xavs. La comunicación online
9.- Webanalytics
10.- Marketing online y accesibilidad


 Espero, sobre todo, que este post sirva para que os animéis a navegar por estos 10 blogs (además de por el blog de Martín, que ya es un referente) y descubráis por qué son imprescindibles para mí.

sábado, 1 de mayo de 2010

Marie Claire y su reflexión sobre la maternidad: un editorial de 10

Los estereotipos nos impiden, en ocasiones, recibir mensajes importantes de interlocutores a los que tenemos etiquetados de una manera equivocada. Yo hace tiempo descubrí que entre las revistas de moda, las cabeceras no son todas lo mismo.

Marie Claire está etiquetada en mi mente como una revista aparte. No es solo una revista de moda, y cuando lo es, la moda tiene otro enfoque: un trabajo riguroso en el que se analizan elementos clave y se aportan datos con peso. Pero más allá de la moda, esta revista lleva tiempo publicando contenidos rigurosos sobre temas diversos. 

En el número de mayo, MC nos regala un editorial que es para quitarse el sombrero: habla de la maternidad, un tema eterno, siempre presente, lleno de conflictos, mitos, clichés y contradicciones, y aborda cuestiones que llevo tiempo planteándome en la desorganización de mi mente y que por fin observo plasmadas, con habilidad magistral, en la pluma de su Directora, Joana Bonet.

Cuestiona las tendencias actuales que exaltan un concepto de la maternidad que convierte de nuevo a la mujer en un personaje secundario, que sin embargo atraviesa este camino como un encuentro con algo atávico que le exige vincularse a esta forma de ser madre-new-age. Lo hacen con gusto. Nadie puede reprocharles nada y ni se te ocurra cuestionar esta tendencia tan orgánica, tan responsable, y tan ecológica. 

Junto a esta tendencia que observo, y padezco en ocasiones, surge el tabú que supone sugerir cualquier crítica a su elección. Porque ellas no solo eligen, sino que necesitan convencer al interlocutor de la perfección de su elección. Detrás de estas convicciones exacerbadas yo vislumbro temores, inseguridades, y una radicalidad que en sí misma ya me parece sospechosa de fanatismo.

Pero no es fácil opinar en contra, o simplemente hacerse preguntas. Esta forma de vivir la maternidad no me atrae y no comparto sus fundamentos. Obviamente, la mujer no-madre, desde el punto de vista de este colectivo proselitista de la-realización-a-través-del-útero, no tiene razones ni entendimiento para hablar de algo trascentende que le queda lejano. Son mujeres las que dejan al margen a otras mujeres, cuestionando su criterio por estar fuera de un grupo que sienta cátedra desde el rigor de lo subjetivo, nada más lejos que cualquier forma de crear ciencia, pero que a ellas les otorga la autoridad necesaria para seguir justificando una opción en la que, aún eligiendo, se imponen renuncias disfrazadas y, sobre todo, mucha disciplina, mucha autoexigencia, llegando al límite de sentirse siempre en lucha, siempre defendiendo algo que probablemente nadie ha querido atacar.

"En tiempos de sed espiritual y valores marchitos, la maternidad constituye una suerte de ideología para aquellos que hacen del apego materno una razón de vivir."

Rescata la voz de la filósofa que en los años 80 cuestionó el instinto maternal y que ha revolucionado a la audiencia con nuevas afirmaciones revolucionarias (en este contexto que no permite plantear dudas sobre lo política-y-maternalmente correcto):

"Elisabeth Badinter afirma que la suma de ecologistas, ligas de la leche, psiquiatras infantiles y militantes del desarrollo sostenible son en buena parte responsables del nuevo estereotipo de la madre perfecta del SXXI. Un blanco movimiento que bajo la coartada de "lo mejor para el niño" ha provocado que se dé un paso atrás respecto a la independencia de las mujeres."

El editorial de Marie Claire ha conseguido explicar algo que yo no he sido capaz de articular para mi propio entendimiento. Me complace encontrar planteamientos abiertos, ideas que se generan partiendo de la observación de un fenómeno social real pero aún sin definir ni catalogar. Esto me reconcilia con el periodismo y con la tribuna de opinión. Celebro ser lectora de esta revista y celebro tener la suficiente apertura mental como para no etiquetar a las publicaciones y permitirme así, seguir descubriendo riqueza en sus páginas.

martes, 27 de abril de 2010

Primer eSeminario sobre CS5


Dentro de las actividades previstas por ADOBE para la presentación de la nueva suite "CS5", el pasado 20 de abril tuvo lugar el primer seminario online sobre este conjunto de herramientas de diseño.



Estuvimos conectadas unas 60 personas a través de la aplicación de chat de la propia marca. El seminario fue bastante claro: una exposición resumida de las principales novedades de cada una de las herramientas que mejoran el rendimiento y la productividad de este software de diseño.

En general lo más destacado, según mi criterio y mis limitaciones (Yo soy usuaria de DREAMWEAVER y PHOTOSHOP, así que las mejoras que mejor pude asimilar fueron las que tienen que ver con estas aplicaciones. ) fue lo siguiente:


CSLIVE: una mejora complementaria para todas las aplicaciones que se ofrece de manera gratuita durante un año. Tiene servicios muy prácticos como "BROWSERLAB", que simula el aspecto que tendrá nuestra web en cualquiera de los principales navegadores.


DREAMWEAVER: permite usar plantillas de los principales gestores de contenido (joomla, wordpress...)

INDESIGN: más facilidades para animar imágenes.


ILUSTRATOR: posibilidad de dibujo en perspectiva y nuevos pinceles con posiblidades muy plásticas para incrementar las capacidades creativas y el rendimiento del ilustrador.


PHOTOSHOP: pincel reparador con relleno inteligente (escala basada en contenido); una herramienta que parece mágica, con la que podemos eliminar un objeto de la imagen y dejar de relleno la parte del fondo que le correspondería.







La suite CS5 se presentó el 12 de abril de 2010 y saldrá a la venta a principios de mayo. De momento está en inglés y para la versión en castellano habrá que esperar más o menos para final del mes de mayo.

ADOBE ha presentado un listado de interesantes eventos de presentación de esta herramienta, a través de seminarios online y jornadas presenciales en las que dar a conocer las novedades y ventajas que aporta esta nueva versión del pack de diseño más utilizado.

Las siguientes convocatorias son en:


- MADRID (4 de mayo)


- BARCELONA (6 de mayo)


- LISBOA (13 de mayo)



Podéis inscribiros aquí.


Y consultar el resto de eventos de ADOBE en su web, ya que están implantando esta serie de seminarios monotemáticos online que pueden ser una oportunidad para acercarse al conocimiento de sus herramientas. Son gratuitos y yo voy a repetir la experiencia.



Precios y demo:

Actualmente no hay una demo en funcionamiento. Durante el seminario se les preguntó a los organizadores por este tema y nos dijeron que un mes después de tener el producto en la calle se ofrecerían las versiones de prueba.

Sobre los precios, la suite completa ronda los 1.400€, mientras que si vas a actualizar de la CS4, el coste ronda los 470€




Más info:



jueves, 22 de abril de 2010

 ¿Me regalas un libro?


Bajo el lema 'Te regalo un libro', Madrid celebra la V edición de La noche de los libros.



La V edición de La Noche de los Libros se celebrará desde las primeras horas de este viernes ,23 de abril, hasta la madrugada del sábado 24, y reunirá a más de 400 escritores que participarán en las más de 500 actividades programadas en 35 municipios de la Comunidad de Madrid. Este año se incrementa la presencia de escritores extranjeros: serán 35, entre los que destacan las conferencias del pensador francés André Glucksmann y de la escritora norteamericana Donna Leon, que compartirán cartel con 151 escritores españoles.

Este año, 159 librerías de la región, 15 más que en 2009, permanecerán abiertas hasta medianoche y serán el punto de encuentro con escritores como Andrés Trapiello, Luis Alberto de Cuenca, Nativel Preciado, Luis García Montero y Vicente Molina Foix, entre otros. Bajo el lema de la edición de este año, ¿Me regalas un libro? Te regalo un libro, celebrarán durante toda la jornada el Día del Libro aplicando un 10% de descuento a las compras que se realicen.

La red de Bibliotecas Públicas de la Comunidad de Madrid, las Bibliotecas escolares de Primaria y Secundaria así como la Red de Bibliotecas de la Obra Social de Caja Madrid, organizarán durante toda la jornada un amplio programa de actividades que incluye cuentacuentos, lecturas, títeres, talleres, recitales, poesía, cómic, hip-hop…Este año son 126 bibliotecas las que participan, 41 más que el año pasado.

A esta V edición de La Noche de los Libros se incorporan 15 nuevos espacios con programación propia para la ocasión, como la Delegación del Principado de Asturias en Madrid, la Fundación Lázaro Galdiano, la Fundación Ortega y Gasset, Getafe Negro, European Poetry Slam Days, el Instituto Polaco de Cultura y la Fundación Miguel Hernández. En total son 70 instituciones las que participan este año, entre las que se encuentran el Círculo de Bellas Artes, el Instituto Cervantes, Caixa Forum, Casa Árabe, la Biblioteca Nacional o el Museo del Prado. En ellas participan Lorenzo Silva, Agustín Fernández Mallo, Fernando Iwasaki, Ignacio del Valle y Fernando Beltrán, entre otros autores.


Los escritores cobran vida en las estaciones de Metro

Metro de Madrid se ha incorporado por primera vez a La Noche de los Libros y lo hace organizando una actividad en la que “da vida” a grandes escritores en sus estaciones de Metro. La acción fue presentada el pasado miércoles 21 de abril por la viceconsejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, Concha Guerra, el consejero delegado de Metro de Madrid, Ignacio González Velayos, e Isabel Rosell, directora general de Archivos, Museos y Bibliotecas de la Comunidad de Madrid.

Clásicos de la literatura española que dan nombre a varias estaciones del Metro de Madrid ‘revivirán’ en el suburbano sorprendiendo a los viajeros en andenes y trenes e invitándoles a participar en la Noche de los Libros y a regalar un libro con motivo de esta velada tan especial.

Desde las 17:00 a las 22:00 horas de mañana viernes, 23 de abril, actores de la Real Escuela Superior de Arte Dramático caracterizados como Quevedo (línea 2), Miguel Hernández (línea 1), Tirso de Molina (línea 1), Antonio Machado (línea 7), Rubén Darío (línea 5) y Concha Espina (línea 9), sorprenderán a los usuarios del Metro de Madrid recitando una selección de la obra de cada autor en las paradas que lleve su nombre.


Además, los usuarios de toda la red podrán seguir durante varios días en las pantallas de Canal Metro las recomendaciones de diversas personalidades de la cultura con motivo de la celebración de La Noche de los Libros bajo el lema ¿Me regalas un libro? te regalo un libro.

En el marco de esta promoción, Metro de Madrid también ha querido animar a los más de un millón de usuarios que pasarán a lo largo de estos días por el vestíbulo de su estación de Sol a participar en esta celebración con una ambientación centrada en las célebres lunas de La Noche de los Libros.

Asimismo, los doce Bibliometros situados en las estaciones de Nuevos Ministerios, Puerta del Sur, Embajadores, Puerta de Arganda, Canal, Mar de Cristal, Aluche, Sierra de Guadalupe, Moncloa, Carabanchel Alto, Legazpi, y Chamartín, recordarán durante toda esta semana la celebración de La Noche de los Libros repartiendo material promocional a todos sus usuarios.




- Programación completa de La Noche de los Libros

Bloggie de SONY: los blogueros ya son 'target'




Vemos cada día cómo las empresas van teniendo en cuenta la actividad que desarrollan los blogueros; inicialmente, como elementos proactivos en la cadena de promoción y difusión de sus productos, contando con ellos para llevar a cabo ideas de marketing que puedan aprovechar el eco de estas bitácoras digitales para lograr movimiento y expansión, ya que el bloguero tiene un ámbito de influencia que respeta su voz y, en función de su posicionamiento, una capacidad para promover productos y servicios que puede superar en eficacia a la publicidad contratada en medios tradicionales.



Pero poco a poco esta actividad que desarrollamos con mayor frecuencia (expresar ideas, compartir conocimientos, crear una comunidad de intereses sobre temas específicos...) va definiendo un comportamiento y un hábito que deja de ser patrimonio de unos pocos (los mas avanzados tecnológicamente, los profesionales relacionados con la comunicación-publicidad-marketing...) y se empieza a entender como una faceta más de la comunicación interpersonal. Tenemos, en los blogs, una dimensión nueva para cada uno de nosotros que compartimos con los demás aquello que más nos motiva o nos interesa.


El reciente estudio de BITACORAS.COM lo avala: esta red de blogs hispanos ha monitoreado, en abril de 2010, 218.285 blogs, administrados por 158.178 bloggers, con su mayor actividad registrada en el segmento situado entre los 25 y 34 años, con una mayor presencia masculina (78% de los bloggers hispanos son hombres y un 22%, mujeres), aunque con una tendencia al crecimiento en el número de blogueras (el año pasado el porcentaje era del 19%).

Las empresas no han tardado en percibir esta evolución de nuestros hábitos comunicativos: ya hay productos que nacen pensando en la actividad del autor de un blog. SONY ha lanzado su propuesta en forma de una cámara de vídeo que también puede hacer fotos. Notemos el cambio en el concepto: antes la idea era que nuestra cámara de fotos nos permitiese poco a poco incorporar el video, ahora tenemos una cámara de alta definición preparada para grabar video con un objetivo que puede orientarse a múltiples posiciones y con una capacidad de publicación ágil y automática (permite "subir" el contenido a la red en formato compatible con youtube, o conectarla directamente a un televisor).

Ya en enero, los avispados chicos de XATAKA nos daban todos los detalles técnicos para conocer el producto:



"El modelo MHS-PM5 puede encontrarse en color lila, azul, rosa y blanco, y presenta una versión de nombre MHS-PM5K, que contará con un adaptador para la lente con el que hacer vídeos panorámicos, para ello además será necesario el uso de un software que Sony incorpora en el conjunto, todo ello a un precio de 189.99 dólares."


Hay dos modelos, el MHS-CM5 y MHS-PM5. A mí me ha llamado la atención el diseño del primero. El segundo tiene un diseño más convencional e incorpora conector HDMI (es un poquito más cara).


Es gracioso cómo presentan esta capacidad móvil de su objetivo, resaltando que permite el "autoretrato". El elemento de "individualidad" que tiene la labor del bloguero está presente en este detalle (¿cuántos no nos volvemos locos para poder ilustrar nuestro blog con alguna foto personal, cuando no tenemos a nadie que nos haga de fotógrafo?). Esta funcionalidad parece pensar también en los usuarios de las redes sociales, abriendo, por tanto, un abanico grande de opciones para estas facetas de comunicación y relación de la consabida "web 2.0", que realmente no entiende de versiones ni de números o conceptos, sino que es reflejo de una realidad en la que la forma de relacionarnos está cambiando y este cambio ya no está centrado en sus pioneros y experimentadores, sino que se está abriendo hueco en nuestra vida cotidiana.


Los estudio del "fenómeno" deberían ahora ya dejar paso a una aceptación orgánica de esta realidad en la que ya no sorprende ni es síntoma de modernidad eso de "estar en twitter" o "tener un perfil de facebook". En realidad, enfoques más acertados a la denominación de esta nueva realidad, hablan de "la cámara para la generación youtube". Es cierto que el uso de la imagen como elemento comunicativo va robando protagonismo a la comunicación escrita y los fotologs, videologs, etc. son la versión más "joven" e innovadora de esta tendencia vertiginosa que todos queremos conceptualizar y estudiar, pero que nos desafía con su efervescencia y tiene un ritmo imposible de medir.


Si productos como este son útiles o si son una forma de generar ventas modificando levemente el enfoque de su idea original (una cámara de foto+vídeo) es algo que tendrá que decidir el usuario. A mí, personalmente, me ha gustado ver la idea al revés del vídeo como base, al que se suma la cámara de fotos.




Me gusta el diseño. Me hace, incluso, plantearme, ahora que tengo que reponer mi cámara compacta, si no será mejor idea optar por este "gadget" tan atractivo, y en un futuro poder adquirir (y saber usar) una cámara réflex con la que asomarme al mundo de la fotografía, ese gran desconocido al que varias veces he intentado domesticar, sin éxito.




¿Qué haríais vosotros? ¿Le daríais una oportunidad a BLOGGIE o esperaríais a ver cómo evoluciona la propuesta? Ya sabemos que en esto de la innovación tecnológica basta con esperar para ver mejorada la idea inicial.




Eso sí, en OFERTIX tienen la cámara bloggie a un precio más bajo, hasta el día 25 de abril (de 200 a 164), eso sí, con los gastos de envío la oferta se reduce bastante y tal vez no merezca la pena comprarla sin estar plenamente convencida.




::Más::



lunes, 29 de marzo de 2010

Vocación. Las preguntas correctas e incorrectas, y las útiles, en cualquier caso


El periodismo es una profesión que se elige de manera vocacional la mayor parte de las veces. En el momento en el que tienes que tomar la decisión de estudiar una cosa u otra, te haces preguntas para averiguar qué camino seguir, hacia dónde tirar.

Yo me hice ese tipo de preguntas, y las respuestas estaban clarísimas: no quería estudiar otra cosa, era mi vocación, era mi plan, era mi ideal. Hoy lo veo diferente, y no es porque el peso de la edad añada lastre a mi perspectiva, es simplemente porque creo que no me hice todas las preguntas. No me hice las preguntas correctas, o las útiles. Me pregunté la mitad de la lección, y dejé la otra parte sin respuesta. Hoy me cuestionaría de manera diferente. Y no sé cuál sería el resultado.

De entrada, creo que si fuese hoy volviese a ese momento empezaría por no dar por cerrada ninguna puerta. A mis diecisiete años, ya llevaba tiempo descartando por completo caminos que "no eran para mí". Jamás pensé en estudiar Derecho, o Medicina, o Historia. En tu cabeza se levantan muros que no percibes como tales pero que te condicionan a tener un margen de decisión muy pequeño, precisamente en un momento de tu vida en el que todo deberían ser puertas abiertas. Somos, muchas veces, nuestro peor tirano.

Con todas las puertas abiertas, me haría preguntas de dos tipos:

A.- De tipo VOCACIONAL: qué me gusta hacer, con qué cosas disfruto, qué habilidades tengo, qué cualidades puedo desarrollar, qué conocimientos me apetece adquirir, qué profesión me gustaría tener...

B.- De tipo PRACTICO: qué tipo de vida me gusta llevar, qué cosas valoro por encima de todo (seguridad, diversión, rutina, espontaneidad...), qué cosas me resultan básicas en mi día a día (tener un trabajo estable, tener un trabajo interesante, planificar mi día a día, vivir sin saber qué ocurrirá mañana)...

Y aquí tenemos otro de los grandes debates internos que no he logrado resolver a raíz de este duelo entre vocación y profesión:

¿Quién disfruta más con lo que hace? ¿La persona que vive de su vocación y por lo tanto puede dedicarse 100% a desarrollar su faceta creativa, motivadora y constructiva?O por el contrario, quien comercia con aquello con lo que más disfruta, ¿no lo abre a otro tipo de intereses que lo pueden condicionar, alterar o deslucir?

¿Y la persona que tiene un trabajo rutinario, práctico y no vinculado con su vocación, pero puede disponer del tiempo libre necesario para llenarlo con esta faceta creativa, que queda libre de contaminarse con cualquier necesidad económica? ¿No crea mejor el artista que no vive de su arte? ¿No se convierte así una vocación en lo más parecido a tu ideal? ¿No la proteges de ensuciarse con necesidades que discurren por el lado práctico de la vida?

Son preguntas que no se resuelven fácilmente. Porque no todas las vocaciones pueden desarrollarse al margen de una profesión.

Supongo que lo ideal es encontrar el punto medio entre un trabajo motivador pero suficiente, y una vocación que poder mantener a salvo de pervertirse con intereses económicos pero que pueda florecer con algún tipo de desarrollo material.

El periodismo produce muchas frustraciones entre aquellos que lo estudiaron con la mente llena de ideales, porque insertar estos ideales en el día a día es como intentar ponerle a un pulpo una camisa de malla. No hay manera de encajarlo.

Sin embargo, caer en la postura derrotista y fácil de darlo todo por perdido, nos llevaría a un nihilismo de cliché, una pose también muy frecuente en ámbitos en los que la verdad absoluta no existe y los deseos, ideales y visiones subjetivas de la realidad se tienen que conjugar con la rutina y el modo de vida.

Creo que el periodismo ofrece muchas salidas y muchas opciones para quien quiera ejercer su vocación de comunicador, informador y analista de la actualidad. Pero creo que no hay caminos derechos ni directos para encontrar un hilo conductor que tenga coherencia y solidez. Si no cerramos nuestra mente a estas puertas que se abrían antes de empezar la carrera y que, a veces, debemos abrir una vez ejercemos la profesión, seguramente podamos encontrar nuestro camino y lleguemos a alguna solución personalizada con la que sentirnos, de algún modo, en equilibrio.

La vocación, en este caso, sería lo que nos debería empujar a buscarlo.

viernes, 19 de marzo de 2010

:: RELATO ::

Una mañana la vi en la cocina de la planta once. Llamamos “cocina” al espacio habilitado para tomar café. Con su microondas, su nevera y cajones con todo tipo de cubiertos. En la oficina pasamos muchas horas y este hueco es fundamental para respirar, de vez en cuando. Te levantas, estiras las piernas y tomas un café, aunque a muchos no nos guste su sabor y nos dé algo de angustia esta sala sin ventanas.

Su figura rotunda, alta y gruesa, con hombros atléticos y tobillos inmensos me llamó la atención cuando la vi de espaldas. No era Susana. No se parecía, ni por asomo, a la menuda y esbelta Susana. Su pelo, de color rojizo y textura estropajosa, tampoco era como la melena negra y llena de bucles de nuestra anterior chica de la limpieza. Ella se movía con brusquedad. Resoplaba. Y cuando estaba yo pensando en las diferencias entre ambas, se dio la vuelta y me miró. No tardó ni un segundo en reprobarme. No le gusté. Y me hizo saberlo enseguida, sólo con el modo con el que se giró otra vez, para seguir colocando vasos en el armario. Cuando estuvo de espaldas me dijo, sin ganas:

_El suelo está mojado.

Y yo pedí disculpas torpemente, y no supe qué hacer. Llevaba mi vaso sucio en las manos. Quería depositarlo en el fregadero, pero mis pies quedaron paralizados ante la línea inexistente que ella había trazado con su determinante orden.

_No puedes pasar.

Pero el suelo se veía seco. No parecía tener ni una gota de humedad. Yo solo quería acercarme y dejar el vaso en la pila. Pero ella se giró de nuevo y no me dijo nada. Sólo me miró. Y me volví con mi vaso al despacho.

A las siete de la tarde me preparé para volver a casa. Recogí mi mesa. Ordené mis papeles y cuando estaba a punto de marchar, con el maletín a cuestas, me acordé del vaso lleno de churretes secos sobre mi mesa. Volví con él a la cocina.

El lavavajillas estaba funcionando. La pila vacía. Dejé el vaso dentro y me marché.

Al día siguiente mi vaso seguía allí. Los churretes estaban pegados. El aspecto era repugnante. Todos mis compañeros tomaban su café de la mañana, antes de ponerse a trabajar. Yo cogí mi vaso (que traje de casa, con publicidad de las galletas Digestive) y lo intenté lavar bajo el agua. Ella entró.

La mujer de hombros anchos bromeaba con mis compañeros y alguno la llamaba por su nombre:

_África, tómate un trozo de croisant con nosotros.

_Uy, no, que engorda.

_Pero si tú estás estupenda…

_¡Zalamero!


Y las risas sonaban a mi espalda mientras yo frotaba el vaso con energía.

De pronto una mano nudosa, grande y blanca, me cerró el grifo y cambió la manivela de posición.

_No se puede malgastar el agua caliente. Luego la bombona no tira y no podemos fregar los baños.

La intenté mirar a los ojos, molesto. Pero su mirada ya estaba lejos. Ocupada en amontonar los productos de limpieza de debajo del fregadero, para empezar la jornada.

Se despidió, cantarina, de mis compañeros. Yo terminé de fregar mi vaso y el café ya se había agotado. Todos se fueron cuando ella ya no estaba. Yo sequé mi vaso con una servilleta y me marché al despacho, a trabajar.

Soy contable. Me paso horas y horas cotejando asientos, verificando transferencias y gestionando la tesorería. No hablo mucho. No me distraigo. Si entro en conversación, pierdo el hilo. Además no sé de qué hablar con mis compañeros porque llevamos demasiado tiempo juntos sin conocernos. No es tiempo ya para intimar. A veces pongo un transistor sobre mi mesa y escucho las noticias. También pongo música, que me entretiene cuando el esfuerzo es mayor y no puedo despistarme. Sobre todo lo enciendo por la tarde, cuando mi despacho, al final del pasillo, se queda vacío. Mis dos compañeras se marchan, tienen jornada reducida por maternidad. Entonces me quedo solo y es cuando menos pesado se me hace el día. No tengo prisa por marchar.

África hace su ronda justo antes de que el bedel revise que todas las ventanas están cerradas y mire con reproche a quienes tienen la intención de quedarse más allá de las ocho de la tarde. Ella empuja un carrito con cajas de plástico de colores diversos, muy ergonómico, en el que lleva todos los productos que puede necesitar para su trabajo. En mi pequeño despacho nunca entra. Pasa por la puerta y no mira dentro. Yo sigo tecleando en el ordenador y en la calculadora enorme que tengo encima de la mesa.

Al poco de haber empezado su trabajo en nuestra oficina, África entró una tarde donde yo, absorto, trataba de cuadrar un balance. Desenchufó mi transistor, en el que sonaba bajito una ópera de Verdi. Levanté la cabeza y ella estaba agachada, con el culo en alto, la tela azul de la bata muy tirante, las venas de la parte de atrás de las rodillas muy gruesas y de tono verdoso. Resoplaba mientras intentaba enchufar el aspirador donde antes tenía yo mi cable conectado.

Me levanté a echarle una mano. Cuando me acerqué a su lado, pegó un respingo. Se enderezó y su altura era casi la misma que la mía. Olía fuerte, a sudor y lejía. Su respiración era más agitada y sus ojos, detrás de las gafas, se abrían como platos.

_¿Qué hace?

_Quería ayudarla.

_Si quiere ayudarme, lleve su vaso a la cocina y márchese pronto. Hasta que no se van todos no puedo repasar las ventanas.

_No tengo va… _iba a decirle, pero ya se había marchado, rauda, con el aspirador a cuestas, golpeándole en las piernas y alterando su paso. Resoplaba aún más y gruñía.

Quería decirle que no había ningún vaso en mi mesa. Todo estaba recogido. Sólo quedaba mi calculadora, el flexo desde que alumbraba la penumbra de mi despacho y la luz de la pantalla de mi ordenador. Me froté los ojos. Estaba cansado. Recogí mis cosas y con la cartera a cuestas, abrochándome la bufanda, salí de mi despacho y tomé el pasillo de la derecha. Entonces fue cuando me caí.

El aspirador estaba en medio del pasillo. Abandonado. El cable, tenso, salía del despacho de mis compañeros de Recursos Humanos, cruzando justo por delante de mí, en mi camino hacia la salida. Yo caí todo lo largo que era en la moqueta. El golpe sonó fuerte pero nadie salió a mirar, porque estaba yo solo en esta planta. Me dolía la rodilla y el hombro. Creo que al caer me apoyé mal y ahora no podía usar mi brazo para levantarme. El abrigo me daba un calor insoportable. La bufanda, bien apretada, no me dejaba respirar. Y me sentía idiota, allí tirado, en medio de la moqueta, sudando, con el hombro inmóvil y el pantalón completamente arrugado. Intenté levantarme pero se me cayó el maletín donde llevo mi periódico y mi libro para el metro. Intenté cogerlo pero se me enredó el asa en el brazo y el peso hizo que el hombro doliese aún más. Lo solté y cayó en el suelo. Se abrió y mis papeles desordenados (recibos del Ayuntamiento, algún recorte de prensa, una revista de sudokus y varios lápices desgastados) se esparcieron por la moqueta. Estuve un rato sentado y por fin me decidí a recogerlo todo. No había ni rastro de África.

Al día siguiente fui a trabajar tarde, el dolor no me dejó dormir y terminé en urgencias donde me hicieron una radiografía y me inmovilizaron el brazo. Me había luxado el hombro y tenía un esguince en la muñeca. Ahora llevaba una escayola que dejaba mis dedos al aire. Solo dos compañeros me preguntaron al verme el brazo en cabestrillo. En Recursos Humanos me insistieron mucho en que no me recomendaban pedir una baja, justo en diciembre, a punto de cerrar el ejercicio. No pensaba pedir baja, con los dedos libres podía teclear.

Lo más difícil de llevar una escayola en invierno es la incapacidad para ponerte y quitarte todas las capas de ropa que llevas encima. Mis compañeras no suelen estar en el despacho cuando yo llego. Tienen permiso para llegar tarde porque dejan a sus hijos en el colegio. Luché yo solo para quitarme el abrigo, y la bufanda. A duras penas y con la ayuda del brazo sano, conseguí recolocarme la chaqueta, y cuando ya estaba todo listo, decidí que era momento para tomar un café.

La cocina estaba vacía. Lentamente ejecuté los movimientos de costumbre, pero con menos exactitud. La rutina era la más afectada por este nuevo lastre en que se había convertido mi brazo dolorido. Cuando estaba cogiendo mi vaso del lavavajillas, África apareció por detrás y me chilló:

_¿¡Qué hace?! Estoy a punto de ponerlo en marcha.

_Está todo limpio _le respondí.

_Le digo que estoy a punto de encenderlo. Use un vaso de plástico de la máquina.

No me gustan los vasos de plástico. El café no sabe igual. El calor se pasa enseguida a las manos y no se disfruta del aroma del café del mismo modo. Me gusta el café en mi vaso de loza. Es mi única manía en los diez años que llevo en esta empresa. Quise cogerlo del lavavajillas para fregarlo a mano. Pero solo podía usar una. Abrí el grifo, puse debajo el vaso (que yo veía limpio) y traté de darle un aclarado simbólico. Ella apareció por mi lado del brazo malo y empujó, sin darse cuenta, de manera que la escayola terminó bajo el chorro de agua.

_¡Mierd…! _se me escapó, al notar la humedad en los dedos y a través del hueco que quedaba entre el yeso y mi piel. Un reguero finísimo descendía, por dentro, hasta mi codo. La sensación era mezcla de frío y cosquilleo. No me podía secar esta zona, sólo colocar el brazo hacia abajo para que el agua pudiese deshacer su camino.

África me miró escandalizada. No le había gustado mi expresión. Soltó su trapo. Se seco las manos en la bata azul y se marchó de la cocina con aire resuelto y un caminar que sugería enfado y anticipaba represalias.

A los dos minutos yo ya recogía mi vaso, que por fin contenía el café de la mañana, y con una servilleta de papel envolviendo la escayola y colándose por el hueco mojado, iba a salir de la cocina. Entonces vino él, mi supervisor. El jefe de Área.

_Gonzalo, venga, por favor, a mi despacho.

Le seguí obediente. El café humeaba y el vaso, casi a rebosar, me quemaba ligeramente la mano buena. No podía cambiar de mano y no podía soltarlo en ningún otro lugar. Mantuve el tipo con el producto humeante haciendo equilibrio. Acompañé a Don Arturo y él cerró la puerta tras él, en su despacho luminoso.

_¿Qué problema tiene hoy, Gonzalo?

_No le entiendo _respondí sin apartar la mirada del vaso inestable y ardiente.

_Parece que va Usted nervioso por ahí, faltando el respeto a las trabajadoras y frecuentando la cocina a estas horas de la mañana, cuando ya todos sus compañeros están en sus puestos.

_No, Don Arturo, no es exactamente así. Yo… he tenido un accidente y estaba tratando de ponerme un café, cuando…

_Mire, Gonzalo, Usted es ya viejo en esta casa y sabe que no somos nada estrictos con las bajas médicas o los partes de enfermedad. Si se ha lesionado, la empresa lo asumirá sin rechistar porque está Usted en su derecho, pero precisamente por eso, los empleados deberían ser más prudentes y no abusar, en su estado, de las pausas para café o descansos.

_No era una pausa, Don Arturo, he llegado del médico y ayer me marché tarde…

_No creo que sea muy maduro que empecemos a contabilizar las horas. La empresa no le pasa factura por los minutos que pierde en diferentes distracciones. Seamos profesionales y vayamos a lo que importa. Esta empresa es un lugar de convivencia y no podemos ir dando rienda suelta a nuestra frustración.

_Pero…

_Gonzalo, sé perfectamente que una situación como la suya, con la impotencia de no poderse mover fácilmente, puede irritar a la persona más equilibrada. No lo tendré en cuenta, pero hágame el favor y tenga más paciencia. Las personas subcontratadas para el mantenimiento de la oficina son personal de la misma categoría que lo es Usted. No me vaya a resultar clasista precisamente a estas alturas…

_Jamás. Yo no soy clasista, se lo puedo asegurar.

_Perfecto. Veo que nos entendemos. Ande, tome el café tranquilo y, hágame un favor personal, cuando vea a África, pídale disculpas y todo arreglado.

_¿Cómo?

_Sí, hombre. Eso a ella le dará tranquilidad y se sentirá mejor. A Usted no le cuesta nada. Dígale que lo siente.

_Pero es que yo no le he dicho nada

_ Gonzalo, no sea niño. Todos perdemos los nervios alguna vez. Cuando yo era administrativo, hace ahora ya muchos años, también tenía mis rebotes y mis enfados con el personal. Fíese de mi experiencia. Desde mi posición se ve todo con otra perspectiva. Haga feliz a esta mujer y así estaremos todos mejor. Ande. No lo piense más.

Salí de su despacho con el café frío y muchas ganas de tirárselo encima a esta persona que había ido quejándose de mi comportamiento injustamente. Jamás había tenido nadie que reprocharme nada. Diez años de cumplimiento absoluto. Una capacidad perfecta para pasar desapercibido; un perfil gris y una vida gris pero pacífica. ¿A santo de qué esta señora la había tomado conmigo? Decidí que esto tenía que aclararlo. Sin embargo, en todo el día no volví a ver a África. Ella, sus anchas espaldas y su carrito habían desaparecido de mi zona durante toda la jornada.

La siguiente vez que la vi estábamos varios compañeros en la cocina, a la hora de comer, apurando el contenido de nuestros tuppers con comida casera. El ambiente era una mezcla de olores de resultado vomitivo. La falta de ventilación de este recinto no ayuda a que el lugar resulte menos denso. Aún así, comer en la oficina sale mucho más barato que hacerlo en alguno de los carísimos restaurantes de la zona. Yo no puedo contemplar otra opción. Mi sueldo hace tres años que no sube y mis gastos, muy frugales, parece que se expanden sin que yo pueda hacer nada por contenerlos. La comida de casa es mi salvación. Me he acostumbrado y el menú resulta variado y medianamente apetecible. Con el brazo no me apañaba igual pero en aquella ocasión pude encontrar un hueco en la mesa colectiva de formica blanca. Comía en silencio. Mis compañeras hablaban de las vacaciones de Semana Santa, los niños y las guarderías. Terminé de comer, saqué un yogur de mi bolsa nevera y en un pispás había terminado. Ya había algún compañero haciendo cola para ocupar mi sitio, así que me levanté y tiré los restos de mi comida al contenedor. Me estaba dando la vuelta cuando escuché una voz familiar. No la había visto venir. Me pilló desprevenido.

_Pero ¿cómo puede ser Usted tan poco considerado?

_Me volví bruscamente, activando mi mejor defensa. Sabía que de África no me podía venir nada bueno.

_¿Qué ocurre?

_Mirad. Mirad lo que acaba de hacer vuestro compañero.

Los demás, se levantaron de la mesa y fueron, obedientes, a comprobar el motivo de mi reprimenda. Todos dirigieron la mirada al interior del cubo y levantaron la cabeza con desprecio. Alguno me miraba discreto, con un gesto sutil de rechazo en el rostro. Otros hicieron causa común con quien me regañaba.

_Desde luego, Gonzalo, no puedo entender que haya gente como tú. Por eso el planeta está como está.

No entendía nada. Me acerqué y sufrí las miradas de reproche mucho más de cerca y mucho más intensas. Al parecer mi envase de yogur estaba en el recipiente de la basura orgánica. Allí permanecía, ante la atenta mirada de todos, sobre una piel de manzana y unos restos de tomate frito. Estaba claro, el bote de yogur era mío y yo era culpable de algo muy grave.

_Lo siento, pero es que el contenedor de los envases estaba lleno.

Ahora las miradas se dirigieron todas hacia el cubo amarillo, con toda la basura a punto de desbordarse, en precario equilibrio, como una montaña artificial de plásticos y envoltorios. África agachó la cabeza, compungida.

_No doy abasto. Yo sola no puedo tenerlo todo listo en apenas ocho horas.

La plantilla se indignó aún más, si cabe, conmigo, después de que ella hundió la barbilla en el escote de su bata y corrió enseguida a cambiar la bolsa, con un alarde de movimientos difíciles, respiraciones entrecortadas y gestos de hundimiento. Mientras ella sola parecía luchar con una bolsa amarilla atroz, dos compañeras actuaron en su defensa.

_Ya te vale, Gonzalo. ¿Qué más quieres que haga la pobre? Dónde tires tu basura no depende de que tengas a un criado a tu servicio. No me digas que no sabes cambiar tú solo la bolsa…

Sus miradas eran gélidas. Sus manos eran miles, tratando de asistir a la buena de África, que contenía un ligero sollozo en la comisura de sus labios.

_No sé dónde están las bolsas _pude articular, como única defensa…

Ya no hubo más respuesta. Bufaron todos con mucho desprecio y me dieron la espalda. Alguien metió la mano en el contenedor de basura orgánica y devolvió el envase a la bolsa amarilla. Allí quedó, solo, en un cubo inmenso, como prueba del delito; como un dedo acusador que no quise volver a ver, por lo que evité la cocina el resto del día, al igual que a mis compañeros. La soledad de mi despacho nunca me pareció más reconfortante.


Al día siguiente fui a trabajar algo más animado. Quedaban apenas dos semanas para mis vacaciones de año nuevo. Del uno al quince de enero, tan esperadas como efímeras. Pero de momento eran un proyecto en mi horizonte y mi pequeño regodeo en soñar con este reposo era ya un deleite anticipado que me sabía a gloria. Además ya a estas alturas me manejaba bien con la escayola. Del roce ya tenía una superficie muy pulida. Me había acostumbrado a gesticular como Terminator con el brazo malo y era casi divertido jugar, cada día, a ser un poco más eficaz con este impedimento a cuestas. Lo hacía todo algo más entretenido, más especial.

Llegué a la cocina en silencio, dispuesto a prepararme un café rápido para ponerme cuanto antes manos a la obra. Apenas había preparado mi café con una mano y me dirigía hacia la puerta cuando la vi. Era una foto impresa en papel brillante. Una fotografía en papel fotográfico, vamos. Y colgaba de la puerta de la cocina, como una acusación manifiesta. En la imagen, un contenedor de bolsa negra presentaba toda la basura orgánica de nuestra oficina, coronada por un envase de yogur, rutilante y tremendamente artificial, sobre esta cumbre de naturaleza en descomposición. Debajo, con rotulador, una sencilla orden: “RECICLA. NO CUESTA NADA”.

No sé cuánto tiempo me quedé mirando la puerta. Sé que un segundo después ya no veía nada. Mi mente estaba en blanco y sólo sentía un calor creciente subir por el estómago. Las piernas se me volvieron de hilo y no pude moverme. Nadie me miraba pero yo creía que todos estaban hablándome desde este cartel. No me gustan las masas, no soporto las multitudes y jamás he hecho nada que me obligue a verme ante un público amplio y hostil. Este momento era completamente inesperado y sobrecogedor. No supe cómo reaccionar hasta que alguien me preguntó algo, me giré sin mirar y en ese preciso momento la puerta debió abrirse y el carrito de África impactó en mis piernas, que se doblaron por reflejo, a la vez que derramaba el café sobre la moqueta.

_¡Por dios!, pero ¿qué hace? _me regañó ella con más amabilidad que de costumbre_. Ay, buen hombre, que se va a poner perdido.

Y acudió en mi auxilio.

Me quedé tan parado por esa amabilidad inesperada que el vaso que sujetaba entre mis dedos se escurrió de la mano y fue a parar al suelo que ella estaba fregando a velocidad de vértigo, para empapar la moqueta.

_¡Joder, Gonzalo! _murmuró Gloria, la secretaria del Gerente.

_¡Nada, nada! _intervino África, diligente, manteniendo su impostura_. Esto es normal, son cosas que pasan y en un instante lo tengo yo arreglado.

El silencio de todos aplaudió su gentileza. Para mí solo hubo algún chasquido de lengua, indolente. Yo me fui al despacho, del que no salí en dos días y del que no debería haber salido porque lo que pasó después no tenía que haber ocurrido. No a mí. Yo llevaba 45 años evitando cualquier tipo de complicación. No fue justo que un accidente tan fortuito surgiese en ese momento y después de una cadena de infortunios tan rocambolesca. Tenía que haber utilizado el servicio del bar de abajo. En realidad, apenas tenía urgencia, pero ya llevaba más de cuatro horas encerrado con mis papeles. Salí a respirar. A caminar. Fui al cuarto de baño, y cuando entré, casi me doy de bruces con África, que salía veloz con su carrito urgente y su mirada llena de hostilidad. La dejé pasar. No se hizo la enterada y deslizó su carrito sin esperar que nadie le diese paso. Giró, hábil, por el pasillo y desapareció de mi vista. Me di cuenta de que siempre que me la encontraba me afectaba un desasosiego infantil, un malestar incontrolable. “Esta señora me odia”, pensé. Y sintiéndome muy absurdo por haber hilado semejante reflexión, acudí al urinario a realizar mi tarea más obvia. Allí estaba yo, absorto en mi angustia, con el miembro flácido entre las manos, observando el caudal descender por la porcelana de impecable color blanco, cuando la puerta se abrió de golpe y yo me pegué un susto. Sin saber cómo ni por qué, me giré ipso facto y me encontré de frente con África. Yo sostenía el miembro chorreante con la mano buena. Con la mano escayolada quise hacer un gesto de pudor pero no supe taparme la entrepierna, sólo parecía que mi brazo rígido señalaba aquello.

Los ojos de la señora se abrieron de par en par. Me miró a la cara. Observó mi pose. Miró hacia abajo, sus ojos se abrieron todavía más, volvió a mirarme de frente y en apenas dos segundos, los que yo tardé en balbucear alguna excusa, su garganta se erigió en bocina y un grito desgarrado cruzó el cubículo, traspasando la estancia y llegando a cada rincón de esta tranquila oficina, donde todos pudieron escuchar aquella acusación máxima y determinante:

_¡¡¡Pervertiiiiiiiiido!!!!!


Firmé mi conformidad el jueves y me marché del trabajo un viernes por la tarde, cuando ya no quedaba nadie en los despachos. Todas mis cosas cabían en una pequeña caja de cartón. Me llevé lo justo, un par de recuerdos personales: un pisapapeles de metacrilato que me regalaron en mi primer cumpleaños allí y un cactus. Dejé sobre mi mesa todo el material de oficina: cuadernos, bolígrafos, folios, mi calculadora enorme… Apenas iba a alcanzar la puerta cuando retrocedí sobre mis pasos. Miré alrededor. Nadie me observaba. En un gesto impulsivo cogí la calculadora y la metí dentro de mi caja.

_¡Qué coño! _musité.

Y los segundos esperando el ascensor me parecieron horas.