
Ayer regresaba a casa tras pasar la mañana con mi abuela en el hospital (donde se me acumulan ejemplos de incomunicación que seguro dan para otra entrada del blog). Al pasar por el intercambiador de Moncloa (uno de los que menos frecuento) me animé a retirar un libro del servicio de Bibliometro, que hacía tiempo no utilizaba. Me llamó la atención que tuviesen uno de los volúmenes de Mujeres alteradas de Maitena. Mi ánimo no podía estar más necesitado...