lunes, 31 de diciembre de 2007

Cuestión de interpretación

Recibimos tantos mensajes, en tantos formatos, a través de tantos vehículos sonoros, visuales, analógicos, digitales o impresos que entiendo nuestra baja exigencia general a la hora de recibirlos. Es curioso, por lo tanto, prestar un poquito de atención o cuestionar algunos modos de hacer las cosas. Me refiero al noble arte de informar, que suele adolecer últimamente, de demasiada desgana y muchos clichés que se copian y se reproducen con esta agilidad del "copia-pega" que se nos va asentando en los modos de contar.

El ejemplo más reciente lo traigo de Televisión Española. Telediario de La Primera. Anoche. La presentadora nos comunicaba el susto que tuvieron varios vecinos en Madrid, en el barrio de Hortaleza, al incendiarse una vivienda. La periodista daba cuenta de los detalles del hecho (en el que no hubo víctimas) y afirmaba que el fuego se inició en una de las habitaciones de la casa y que "afortunadamente no había nadie en la misma".

Vamos a ver, si lo que esta mujer trataba de decir es que afortunadamente no hubo ningún afectado, la idea es perfecta. Pero asegurar que fue bueno que no hubiese nadie en casa es algo así como entrar a valorar algo sin atenerse a ningún razonamiento, pues tal vez el incendio se convirtió en tal al no haber detectado nadie la chispa que le dio origen. Tal vez una detección precoz del incidente habría impedido que un pequeño problema doméstico no degenerase en un fuego capaz de afectar al domicilio entero.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Desgraciadamente (o no, según se mire ;-) la valoración de la información es un hecho evidente en la realidad informativa de este país...