lunes, 26 de noviembre de 2007

El objetivo en la comunicación

He trabajado varios años en el área de comunicación de diversas instituciones. La salud de la comunicación corporativa, a mi modo de ver, y tras estas experiencias, es positiva. Vamos bien.


Cada vez se toma más en cuenta la necesidad que tiene una institución, empresa u organismo, de establecer comunicaciones oficiales y corporativas que canalicen sus mensajes, sus actuaciones a la hora de rendir cuentas (a la sociedad, a sus públicos o inversores), y sus intereses comerciales. La mayor cultura mediática que existe en el entorno ayuda de manera destacada a que a nadie le extrañe emplear recursos y técnicas para ocuparse de estas cuestiones que rodean a los procesos clave de la entidad. Sin embargo, la proliferación de nuevas herramientas, el impacto que el uso de las mismas produce en determinados ámbitos y la precipitación con la que se aborda, la mayor de las veces, la gestión de estas cuestiones, da como resultado una actitud que roza lo caótico y que resta eficacia y rentabilidad a las actuaciones desarrolladas.

Intento comparar esta situación con otro tipo de comunicaciones y la conclusión resulta similar: ¿qué ocurre cuando nos paramos un instante a aclarar y definir nuestro objetivo? El mensaje es completamente diferente si en nuestro "momento comunicativo" incluimos el factor previo del diseño y la reflexión de nuestra estrategia.

Observadlo, si teneis ocasión, en la comunicación interpresonal que se desarrolla, por ejemplo, en un entorno donde esta faceta no es puramente ociosa: pensad en las ocasiones en las que os comunicáis dentro de vuestra empresa con un compañero, cliente interno, externo, personal de apoyo... Si a la hora de manifestaros tenéis en cuenta el objetivo de vuestro mensaje, la forma, el canal y el estilo que le vais a dar al mismo es totalmente diferente. De hecho, la incoherencia de nuestras propias comunicaciones suele residir, en muchas ocasiones, en la falta de ajuste entre lo que queremos conseguir con nuestra interlocución y el modo en que la concebimos y desarrollamos.

¿Suena a premeditado e instrumentalista? Puede que si se mira de un modo frío sea así, pero desde el punto de vista práctico y dentro del contexto de la comunicación como un proceso en el que se transmite un contenido con un fin, resulta simplemente, más depurado y más eficaz.

Por este motivo suelo defender la reflexión previa al diseño de cualquier campaña, plan de comunicación o producto. "¿Qué se quiere comunicar?" debería ser la pregunta clave que nos deberíamos repetir una y otra vez mientras diseñamos el itinerario que va a seguir nuestra gestión. Nos ahorraremos la sensación de vacío que encontramos, con frecuencia, tras muchos fenómenos tipo "buñuelo de viento" donde las herramientas amplifican, difunden, hacen proliferar y garantizan la diseminación de contenidos que no responden mínimamente a la función que queríamos darles.



1 comentarios:

GERARDO M dijo...

MUCHAS GRACIAS... PERO ME HUBIERA GUSTADO QUE LO ESCRITO HUBIERA HECHO HONOR A EL TITULO "OBJETIVO DE LA COMUNICACION", PERO ESTA MUY "INTERESANTE"